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En los 50's, casi 30 años antes de que Michael Jackson popularizara el moonwalk y Roberto Gómez Bolaños "Chespirito" la gorra con " El Chavo del 8 ", los comediantes mexicanos Adalberto Martínez "Resortes" y Germán Valdés "Tin Tan" mostraron ambas cosas en el cine.
Jackson enloqueció a los televidentes de 1983 al deslizarse hacia atrás, sin despegar los pies del suelo, y pronto se convirtió en uno de sus sellos, junto con un giro que dejaba al descubierto sus calcetas blancas.
El cantante de "Thriller" había perfeccionado algo que en 1932 explotó Cab Callowey y que años después emprenderían Bill Bailey y el mimo francés Marcel Marceau.
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Pero en 1959, con la cinta " Colegio de verano ", el espectador nacional lo vio por vez primera en pantalla grande.
En una escena el bailarín José Luis Ramírez Malagón, de entonces 17 años y quien era uno de los máximos imitadores de "Resortes" (por lo cual lo dobló en ese momento) se sube a un piano y ejecuta una variante del moonwalk, mientras que todos a su alrededor continúan bailando.
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Muchos creen que es "Resortes" el que practica ese paso porque era un amante del baile y tenía una elasticidad corporal impresionante, pero los productores decidieron no arriesgarlo en un accidente.
Pero sí es Adalberto el que en cintas como " ¡Baile mi rey! " quien hace giros popularizados por Jackson, se abre de piernas tocando el piso y levanta la pierna a media altura para marcar vigorosamente alguna nota musical.
"A mí me gusta mucho gustarle a la gente", decía el actor.
En 1956, Germán Valdés "Tin-Tán" en " El sultán descalzo ", aparece portando la gorra que casi dos décadas después y hasta ahora, es distintiva del niño del barril.
El personaje del comediante aparece en varias secuencias con ella, como cuando un policía le pide que entregue un guajolote que sustrajo.
"Qué mala suerte, la primera vez que iba a comer guajolote y resultó ser un perseguido por la ley", dice en uno de los diálogos.
Cuando "Chespirito" creó a "El Chavo del 8", ha contado su hijo Roberto Gómez Fernández, la gorra era una joya.
La cargaba a todos lados y precisamente un día su padre le encargó cuidarla como lo más preciado.
"Fue mi primer trabajo", dijo en su momento Gómez Fernández.
mafa