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“What If”
es la nueva serie de Netflix protagonizada por Renée Zellweger , pero los 10 capítulos que estrenaron esta semana en la plataforma digital es un choque entre lo anticuado y lo moderno.
En muchas ocasiones no hay forma de escapar que la trama de esta mezcla de drama y suspenso está sucediendo en un mundo contemporáneo.
Una de las historias secundarias de la temporada presenta las altas y bajas de la relación romántica del hermano homosexual de uno de los personajes principales.
Aún así, los guiones, la cinematografía y sobre todo la dirección del elenco sumerge la producción en las convenciones de una “prime time soap opera” de los 90.
Durante muchas de sus intervenciones, Zellweger parece estar simultáneamente rindiendo tributo a Heather Locklear en “Melrose Place” y a Joan Collins en “Dinasty”.
En los primeros episodios esto resulta divertido. Sobre todo porque la actriz nunca ha tenido la oportunidad de interpretar este tipo de rol, una mujer dispuesta a hacer cualquier cosa para controlar y manipular a todos en su órbita.
Sin embargo, esto eventualmente se convierte en algo repetitivo, predecible y eventualmente frustrante cuando se revela que el secreto principal de ese personaje es el mismo que el de muchas heroínas de telenovelas de los 50.
“Esto parece una copia mala de una película de los 90 dice Lisa Ruiz Donovan (Jane Levy) cuando la multimillonaria Anne Montgomery (Zellweger) le ofrece financiar una compañía que busca alterar el trato del sistema inmune de pacientes con aflicciones mortales por una noche con su esposo Sean Donovan (Blake Jenner). Afortunadamente, los ecos de “Indecent Proposal” solo dominan los primeros dos episodios de la serie.
Las manipulaciones de Montgomery traen episodios dedicados a espionaje corporativo y apunta hacia el pasado oscuro de Sean. A eso se le añade los problemas maritales de los mejores amigos de los Donovan y la vida romántica de Marcos (Juan Castano).
En este tipo de serie, el gancho siempre parece ser el tratar de averiguar cuál es la próxima locura que los guionistas van a tratar de incorporar en la trama. Y aunque la serie termina después de embarazos que requieren pruebas de paternidad, la confesión de un asesino, la aparición de una mafioso con sed de venganza y el desequilibrio de un asesino en serie, lo adictivo de esta serie reside en la inconsistencia en su tono. Cada episodio se transforma en otra cosa, lo cual resulta risible y ridículo en ocasiones, pero no deja de sorprender.
Aún así, el ritmo inconsistente de la trama podría poner a prueba la paciencia del público.
“What If” solo cuenta con 10 episodios pero tiene suficiente virajes de trama como para 22 capítulos. La serie sería más divertida si el resto del elenco se deleitara de los recursos más absurdos de la trama como lo hace Zellweger.
Mientras Levy y Jenner luchan por preservar la integridad de sus personajes, una misión imposible desde el primer episodio, Renée Zellweger se saborea cada cambio de vestuario y cada monólogo.
Esto no es suficiente para justificar una segunda temporada, algo que es secundado por el cierre definitivo de su narrativa al final de esta, pero sí le da una chispa necesaria a los diez episodios que trazan la saga de su personaje.
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