El remake o reversión, figura cinematográfica que adapta historias existosas de otros países, se ha posicionado en el cine, ya sea con producciones nacionales o echando mano de figuras locales.
No manches Frida, con Martha Higareda, provino de la alemana Fack ju Göhte; Hasta que la boda nos separe, con Diana Bovio y Gustavo Egelhaaf, se basa en la película rusa Gorko!, mientras que La boda de mi mejor amigo, en su versión mexicana, tuvo a Ana Serradilla en el papel que en los 90 interpretó Julia Roberts.
Se trata de un tema que, a decir del crítico de cine Arturo Aguilar, tiene un mero interés en lo monetario.
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“Sólo obedece a algo comercial y es irse por el camino sencillo. Encuentran su potencial para llegar al público, pero hay cero creatividad, todo está armado y se alejan con ello de proponer algo nuevo, distinto y original”, dice el especialista de W Radio.
Durante la última década se contabilizan más de 10 películas de ese corte, con un rango de entre 1.5 y 4 millones de asistentes a salas tradicionales, como No manches Frida, que igualó lo recaudado por Rogue One, del universo Star wars.
En este último rubro se suman a la lista producciones estadounidenses pero con talento nacional como El valet, con Eugenio Derbez y que es una versión de la cinta francesa homónima, y El padre de la novia, con Diego Boneta; la primera disponible en Star+ y la segunda recién llegada a HBO Max.
Al respecto, Aguilar señala un punto a favor: la mayoría de estas reversiones tienen como origen películas que difícilmente habría conocido el público, por lo que hay poca probabilidad de comparaciones, un ejemplo es 3 idiotas, la comedia que encabezaron Martha Higareda y Alfonso Dosal en 2017 y que proviene de un guión de la India.
Ven vida más allá del remake
Gary Alazraki, director de la nueva versión de El padre de la novia, que en 1950 fue protagonizada por Spencer Tracy y en 1991 por Steve Martin, aclara que su apuesta sólo cuidó la propiedad intelectual, pues dio un giro a lo conocido.
Esta entrega, a diferencia de las anteriores, coloca al padre de familia (Andy García) como un hombre divorciándose, mientras que su próximo yerno (Boneta), es un tipo vulnerable que a la mujer.
“Este no es un remake, sino una cosa que parte de lo que ya conocemos, hubo mucho trabajo previo”, dice el cineasta.
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“Las versiones anteriores las vi mucho para tratar de detectar dónde podía haber una línea que continuara el diálogo y pudiese conectar a las tres películas. Aquí, desde el principio el guión llegaba con la línea del divorcio y eso sirvió para empezar a ver cómo se podría dar un tercer acto interesante, porque no sólo enfrentaba el duelo de su hija que está por casarse, sino que debía revisar su relación con esposa e hijas”, comenta.
Él sabe lo que es que una obra propia sea tomada por otros. Su ópera prima Nosotros los nobles tuvo reversión en Colombia e Italia y está por filmarse otra en EU, bajo la producción de Chris Columbus (Harry Potter y la piedra filosofal): “Cualquier guión tiene el potencial de ser comprado”, dice al respecto.
Esto lo comparte Omar Chaparro, quien junto con Mauricio Ochmann y Zuria Vega, estrenó recientemente ¿Y cómo es él?, basada en un filme coreano.
“Sólo quedó la premisa de estar manejando con el amante de mi esposa, pero a partir de ahí es otra cosa, otras temáticas, otro tono. Del primer guión a lo que se filmó fue completamente distinto, si uno ve la original, se dará cuenta que nada que ver, esta es nuestra”.
Sean fieles al original o no, el crítico Aguilar insiste en que las reversiones son una fórmula probada que ya tiene la mitad del camino andado “pero eso pasa en todos los países, no solamente aquí”.
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