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Guadalajara.— La comunidad cohetera de Tultepec, en el Estado de México, ha estado en los últimos meses en el ojo público por los accidentes explosivos que ha habido en ella, pero en el cine, sus artesanos son protagonistas.
“¡La primera gran pirotecnia fue el big bang!”, dice Agustín, uno de los hombres que participan en el documental Poetas del cielo.
Dirigido por Emilio Maillé (Miradas múltiples y Rosario Tijeras) la producción se centra en el uso de la pólvora en festividades de países como México, Japón, donde se usa para fuegos diurnos, y España, donde es para despertar a todo el pueblo.
Entre los entrevistados se encuentra quien iluminó de esa manera la Torre Eiffel en 2012 o quienes en Valencia anualmente hacen una gran verbena con esos materiales.
Las explosiones de Tultepec, comenta el realizador, lo movieron por las condiciones en que trabajan los artesanos, en comparación con los existentes en otras naciones.
“Ellos dicen que necesitan más protección, más seguridad. Muchos accidentes son en talleres clandestinos y cuando ves cómo trabajan los artesanos japoneses, ves que tienen más, aunque no deja de haber accidentes.
“Lo bonito es que todos conocen el trabajo de los artesanos mexicanos y dicen que son maravillosos; ahora, aquí me dicen que hace 15 años, cuando viajaban (los de Tultepec) contratados, eran recibidos como reyes, ahora como narcos”, lamenta Maillé.
Poetas del cielo forma parte de la competencia oficial del Festival Internacional de Cine en Guadalajara que arrancó ayer, optando por el premio Mezcal.
Su rodaje comenzó en 2016, cuando convencieron inicialmente a sus protagonistas a hablar ante la cámara.
“El hecho de que trabajen con pirotecnia hace que sean más herméticos y se blindan un poquito por nociones de seguridad, lo complicado es que quieres estar con ellos cuando más ocupados están y te conviertes en un personaje molesto”, bromea.
“Para mí son los héroes absolutos de este proyecto, son adorables y unos apasionados todos, son clavados y son conscientes de que lo que hacen es una acto de gracias y es dar placer con lo que crean”, considera Maillé.