Rebecca Jones tuvo una revelación siendo una niña: vio al personaje en el que se convertiría. Sin saberlo, era una pequeña que representaba frente al espejo un poco de Vilma de "Cuna de lobos", de Sofía de "Imperio de cristal", de Ruth de "El maleficio"...
Decía que dicha epifanía le llegó primero en un impulso fisiológico: notó que su temperatura corporal se elevaba al ver a alguien actuar. Luego, fue más clara cuando se subió a un escenario: “Ahí frente a todos me dije: ‘los engañé’”, recordaba.
“Para mí la actuación es el arte del engaño. De pronto ven en ti a alguien que no eres, y sabes que lo has hecho bien porque los has engañado. También es talento y disciplina; sobre todo deseo, 90% deseo”.
Jones supo camuflarse en cientos de papeles como pocas. En el monólogo Retrato de la artista desempleada (2003), por ejemplo, interpretó a 36 personajes. Se obsesionó tanto en esa tarea, que contaba que diseccionó a cada uno.
“Jamás tuve miedo, no soy una persona miedosa, más bien soy alguien que si siente duda de algo le hago caso mucho a mis instintos y si siento una necesidad me salgo de la zona de confort que puede ser la incertidumbre de no saber qué viene”, dijo en 2021 a EL UNIVERSAL.
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Rebecca Jones y el cáncer
La actriz perdió la vida ayer a los 65 años. En sus últimos días, no quiso etiquetas. Se sabe que tuvo cáncer de ovario en 2017, que superó en 2019, y una recaída por neumonía en noviembre pasado. Pero no hablaba de ello, era más que ello.
“(El cáncer) es un tema del que no me gusta abundar porque es como si hubiera chocado un coche, eso sí, un coche último modelo, divino, y le di en la torre, pero yo salí ilesa y ni modo que traiga cargando el carro encima de mí todo el tiempo”, explicó.
“No es una circunstancia que me defina y a cualquier persona que se encuentre con un diagnóstico de una enfermedad mortal es muy importante que el único pronóstico de lo que te pase sea Dios, es el único que sabe cuándo te vas a morir”.
A inicios de los 90, explicó Jones alguna vez, Emilio Azcárraga Milmo —dueño de Televisa— le consiguió un millón de dólares para protagonizar una telenovela, era la suma que ella le pidió. Luego dice haber rechazado el papel por convicción.
Pero no siempre tuvo esa fortuna. Rebecca nació en México pero su familia se vio forzada a irse a EU tras un atentado (una bomba colocada en el buzón de la puerta de su casa). La joven, de padre estadounidense y madre mexicana, vivió en California, en donde estudio artes escénicas; para pagar sus estudios trabajó de mesera en Laguna Beach.
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“Pero un día me dije: ‘yo quiero ser la que llega en la noche al restaurante y le sirven la cena, ya no quiero ser la que sirve’. Y entonces me regresé a México en 1981. En 1983 debuté en El coleccionista y me gané el premio a la Revelación del año”, contó a la Revista TelemundoCine.
Jones realizó más de 40 personajes en la pantalla y un tanto más en el teatro. Siendo uno de los últimos en la serie ¿Quién mató a Sara? (2022).
“Le preocupaba hacer un buen trabajo y hacía muchas preguntas sobre su personaje”, recuerda el director David Ruiz.
“Soy obsesiva”, reconocía Rebecca. “Para que el público pague su boleto. Para que yo me sienta bien conmigo y mi hijo se sienta orgulloso. Para que yo como mexicana, cuando me vaya, deje una huella”.