“No me arrepiento de nada en mi vida”, afirma Rebecca Jones . La actriz lleva 40 años de carrera y guarda intactos los recuerdos de cada momento, desde su debut en teatro con la obra “ Salvar a los delfines ”, junto a Guillermo Murray, y hasta hoy, cuando asegura, se siente más plena que nunca.
Jones es reconocida en el mundo del espectáculo por haber interpretado papeles estelares de grandes telenovelas como “El ángel caído” y “Cuna de lobos”. “Era una época de gloria que yo recuerdo con nostalgia y cariño, fueron los años dorados de Televisa”, dice la actriz en entrevista.
Su tía, la escritora Fernanda Villeli, pionera de las telenovelas, fue quien le ayudó a entrar al Centro de Capacitación de Actores donde compartió generación con figuras como Victoria Ruffo, Laura Flores y Erika Buenfil.
En 1998 incursionó en la producción con la telenovela “Huracán”, junto al actor Alejandro Camacho, con quien estuvo casada y tiene un hijo, Maximiliano. Pero un año más tarde, tras la muerte de Emilio Azcárraga Milmo, fue despedida de la empresa, ahí comenzó una carrera independiente.
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“Jamás tuve miedo, no soy una persona miedosa, más bien soy una persona que, si siente duda de algo, le hago mucho caso a mis instintos y, si siento una necesidad por hacer algo, lo hago y me salgo de la zona de confort, que puede ser la no seguridad económica y la incertidumbre de no saber cuándo viene un trabajo”, acepta.
Tv Azteca fue la siguiente empresa a la que entró para protagonizar “La vida en el espejo” junto a Sasha Sokol y Gonzalo Vega, en aquella época recuerda, lo normal era que las actrices maduras y con experiencia protagonizaran las novelas junto a lo que se denominaba una “dama joven”, que era la actriz de menor edad.
“Me dio mucho gusto porque para mí fue como el paso a actriz madura, de mamá de hijos grandes, hay muchas actrices a quienes les cuesta muchísimo dar ese paso porque no hay papeles intermedios, como de 40 a 50 años protagónicos, entonces para mí fue un eslabón”, cuenta.
Hoy considera que es más difícil encontrar formatos así, al estilo del productor Ernesto Alonso, donde en cada historia el elenco lo conformaban actores muy consolidados, porque es económicamente más fácil aportar por los nuevos talentos.
“A mí me pueden llamar, lo que pasa es que hay actrices que somos caras, de que te llaman, te llaman pero, como saben lo que cuesta, pues me llaman poco”, señala.
Rebecca es una de las actrices que ha buscado promover el mensaje de que la belleza no está peleada con la edad.
A sus 64 años se considera una mujer bien conservada y no tiene miedo de envejecer, por el contrario, ha aprendido que no es necesario recurrir a procedimientos estéticos para lucir bien.
“Ya no tengo por qué parecer joven”, afirma. “Sí es muy ingrato el medio del espectáculo porque el público de repente dice ‘ay mira fulana ya se restiró, que mal se ve’, pero por el otro lado envejeces sin hacerte nada y dicen ‘ay que amolada esta’ y no es que yo diga ¡viva la arruga!, yo no cobro por cana, me cuido como si tuviera 15, pero aprendí después de tiempo que de qué te sirve recurrir a trucos para verte bien, porque yo llegué a ponerme ‘inyectables’ como les dicen ahora, el botox, sobre todo, los rellenos que ahora están abusando muchísimo y se ven espantosas, perdón pero hay que buscarle por otros lados”.
Confiesa que hace más de siete años que ella no recurre al botox o algún otro procedimiento y lo que ha hecho es recurrir al yoga facial, una práctica que le ha ayudado a conservarse.
“Creo que la estructura de la cara es igual que la del cuerpo, si la ejercitas, se te pega otra vez al músculo”, considera. Ella aboga por que la vejez es relativa y en la medida en que mejor se sienta alguien, va a reflejar bienestar.
El amor propio y el positivismo son dos cualidades que la han ayudado incluso a superar el cáncer de ovario que le diagnosticaron en 2017 y superó en el año 2019.
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“Es un tema del que no me gusta abundar porque es como si hubiera chocado un coche, eso sí un coche último modelo, divino y le di en la torre, pérdida total del coche, pero yo salí ilesa y ni modo que traiga cargando el carro encima de mí todo el tiempo, como diciendo ‘miren, en este carro yo me salvé’ o ‘por este carro casi me mato’”, expresa.
“No es una circunstancia que me defina, pero sí es importante, yo quisiera hacer una campaña para que las mujeres se enteren más acerca del cáncer de ovario y a cualquier persona que se encuentre en una situación de un diagnóstico de una enfermedad mortal es muy importante que el único pronóstico de lo que te pase Dios el único que sabe cuándo te vas a morir”, agrega.
La actriz pide a las personas que estén enfrentando un diagnóstico de enfermedad degenerativa que sigan al pie de la letra las instrucciones de los doctores, pero no se dejen llevar por estadísticas o porcentajes de vida, porque la mente es muy poderosa. Asimismo propone que todos se informen acerca del cáncer de ovario para evitar casos como el de ella, que al ser mal diagnosticada por mucho tiempo, creyó que sufría colitis hasta que la enfermedad ya estaba muy avanzada.
Sin miedo a la soledad
En el año 2011 Jones se separó de Alejandro Camacho después de haber estado casados por 25 años, siendo una de las parejas más consolidadas del medio. Desde entonces ha asegurado que fue una decisión madura que ambos tomaron porque ya no eran felices.
Actualmente mantiene una relación cordial con Camacho, pero como una mujer independiente asegura que se siente feliz. “Creo que cualquier mujer se lo merece (su independencia)”.
“Al principio cuesta trabajo no salir corriendo y caer en los brazos de otro hombre sólo por no estar sola, pero no es que esté cerrada al amor, es un proceso que creo que tiene que darse poquito a poco y enfrentarte a vivir sola, de repente claro que tiene sus momentos ríspidos y duros, pero es justamente a través de esos momentos y de salir de tu zona de confort y enfrentarte a ti misma, yo por ejemplo llevo muchos años de que realmente dije me la paso a todo dar conmigo misma”.
Producto de su matrimonio, su hijo Maximiliano, de 32 años, es su mejor compañía, pero acepta que a veces, como todo ser humano, le gustaría tener una pareja con quien compartir.
“De repente sí llegas en la noche después de trabajar todo el día a una casa sola y claro, pienso ‘ay como me gustaría que estuviera aquí mi hijo’ o ‘como me gustaría tener una pareja para llegar a platicarle’, pero son momentos y creo que eso también puede ser muy atractivo para el sexo opuesto, ver a una mujer completamente independiente y que sabe estar sola, eso es muy sexy para cualquier hombre”.
Por ahora la nueva aventura de Rebecca es una serie, de la que aún no puede hablar porque está grabando, pero no tiene planes de volver a las telenovelas, pues las historias de las series la han atrapado.
fjb