Espectáculos

¿Quién puede vivir con un esqueleto y una silla eléctrica en la sala?

Una silla eléctrica y un esqueleto son parte de los ornamentos del hogar de Rigoberto Castañeda y Lisette Morelos

AGUSTÍN SALINAS. EL UNIVERSAL
02/11/2018 |00:14
César Huerta Ortiz
reportero de la sección EspectáculosVer perfil

cesar.huerta@eluniversal.com.mx

¿Quién puede vivir con un esqueleto descarnado y una silla eléctrica en la sala?, ¿quién puede ver en la puerta de su departamento a un hombre que desaparece y no salir corriendo?, ¿quién puede divertirse con la llamada “subida de muerto”, mientras duerme?

Ellos son la actriz Lisette Morelos (Por amar sin ley) y el cineasta Rigoberto Castañeda (Kilómetro 31). Ambos son pareja y aman el terror. Visten a diario de negro y, a veces, sus vecinos los ven raro.

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“¡Lo único extraño que tenemos es que ella es muy guapa y yo muy feo!”, dice Rigo, riendo.

¿Por qué su cerebro goza con el terror? Un estudio publicado por el Journal of consumer research considera que las personas disfrutan emociones aunque provengan de una fuente negativa, porque de otra manera, la vida sería aburrida.

La psicología explica que todo se debe al interés por entender temores y miedos.

Lisette y Rigo quizá tengan algo más fácil de comprender.

“A mi mamá también le encantan las cosas oscuras, las películas de terror. A mi hermano igual. Yo misma practico algo que no puedo decir porque espantaría a los vecinos”, comenta divertida Lisette.

“A los siete años vi El exorcista, doblada al español y me dio mucha risa”, recuerda Rigo “pero desde entonces me quedó la obsesión. El catolicismo tiene una ingeniería de mucho terror, a pesar de que sea como una intención positiva, si se fijan muchas películas de terror tienen iconografía católica y así son”.

En estos momentos ambos se encuentran en la posproducción de Sin origen, cinta con temática vampiresca. Ella encarna a una mujer cuya casa es atacada por estos entes. Rigo es el director.

Su anterior trabajo fue en la secuela de Kilómetro 31, en la que los movimientos de Lisette sirvieron para marcar los de la Llorona en busca de niños.

¿En qué momento de su vida han sentido más miedo?

Lisette: De niña me llevaron al Desierto de los Leones y abajo (en las catacumbas) me dio claustrofobia, había mucha gente, calor y humedad y casi me desmayo.

Rigo: ¡En ese mismo lugar! Mi papá me dio una velita y bajamos, recuerdo que fue shockeante, me daba miedo, pero seguía caminando.

¿Y la leyenda de terror que más los ha impresionado?

Lisette: Tenía cinco años y la señora que ayudaba a mi abuela era bien canija (risas). La queríamos, pero contaba que un tipo guapo era el demonio e iría por nosotros y que cada vez que sonaba el carrito de los camotes, ¡es que por ahí andaba!

Rigo: De chavito solíamos ir a Aculco, en la frontera entre la Ciudad de México y Querétaro y mis abuelos contaban historias, como el del jabalí que se aparecía y en realidad era el diablo. En ese lugar tenían muchos animales y era factible escuchar el chillido de un cochino. Otra era de las bolas de fuego en que se convierten las brujas. A los nueve años me contaron la Llorona, que mi abuela afirmaba haber visto y desde entonces tenía en la cabeza hacer algo con esa leyenda para el cine.

¿Qué es lo más terrible que les ha tocado ver?

Rigo: Lisette me contaba que de niña veía sombras de personas alrededor de la cama y había uno en particular, con sombrero, que aparecía. Un día viendo un documental en Netflix salió eso y me dio mucho miedo porque eso le había pasado a alguien cercano. También me ha pasado que se “sube el muerto”, pero eso sí no me asusta, lo disfruto.

Lisette: Lo del señor del sombrero no daba miedo sino que lo generaba el no poder moverme y saber qué era. Hace unos meses aquí en el departamento vi una sombra en la puerta de atrás, no me dio miedo, simplemente dije, ok. Y ya.

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