Ronald Ferguson, conocido como Ronnie, fue una figura destacada en la vida de la realeza británica debido a su relación con su hija, Sarah Ferguson, y su conexión con el mundo del polo y la Casa Real. Aunque en su juventud sirvió en el ejército y posteriormente en la Household Cavalry, es su vida posterior la que estuvo marcada por ciertos escándalos.
Ronald Ferguson, quien tiene una conexión familiar con el rey Carlos III, nació como el hijo del coronel Andrew Henry Ferguson y Marian Montagu Douglas Scott. Después de completar sus estudios en Eton, continuó su educación en Sandhurst, la prestigiosa escuela militar real. Sirvió en la Household Cavalry durante 19 años, donde llegó a alcanzar el rango de capitán antes de retirarse en 1968 con honores y obtener el rango de comandante. Durante su tiempo en la Household Cavalry, participó en eventos importantes como el desfile Trooping the Colour en honor a la reina Isabel II.
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Después de su retiro del ejército, Ronald Ferguson se dedicó al mundo del polo y estableció lazos estrechos con la realeza británica. Fue durante su tiempo como entrenador de polo cuando desempeñó un papel importante en el matrimonio de su hija, Sarah Ferguson, con el príncipe Andrés, quien en ese momento era príncipe de Gales.
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Sin embargo, la vida de Ronald Ferguson estuvo rodeada de cierta controversia en medio de la realeza. Perdió su puesto como entrenador de polo en el club debido a su supuesta participación en el Wigmore Club, un lugar que, según informes de la prensa británica, ofrecía "servicios sexuales a la carta a sus miembros". A pesar de estos informes, Ronald Ferguson nunca admitió públicamente haber visitado el club.
A pesar de los escándalos que rodearon su vida, Ronald Ferguson dejó un legado en la familia real británica y fue recordado en el nombre de su bisnieto, el hijo de la princesa Eugenia de York y Jack Brooksbank. El pequeño Ernest George Ronnie Brooksbank lleva el nombre de su tatarabuelo, su abuelo George y su bisabuelo Ronald, un homenaje a las conexiones familiares que perduran a través de las generaciones en la realeza británica.