La calma de Blooming Prairie, un pueblo de Minnesota, se vio interrumpida en marzo de 2018 debido al asesinato de David Riess perpetrado al interior de su propia casa, en donde vivía con Lois, su mujer dos años mayor que él.

Lois no es localizada, y las investigaciones permiten saber que se las ingenió para reportar enfermo a su esposo en su trabajo, lo que le llevó a ganar tiempo para dirigirse a Florida con 11 mil dólares que le robó.

Esta madre y abuela es el personaje central de “No soy un monstruo: los crímenes de Lois Riess”, la serie de dos episodios de Max, devela el perfil de esta mujer, que incluye una adicción al juego que la llevó a robar más 100 mil dólares a su hermana, de quien, además, era tutora.

Con esta serie, Max entra en el género del true crime, uno de los favoritos por el público y el más vigente en plataformas y canales digitales de televisión.

Es así que seis años después de que Lois fuera sentenciada a dos cadenas perpetuas por sus crímenes, se pone ante las cámaras y habla de cómo era su vida, de cómo desarrolló su afición por el juego y las apuestas, y de cómo vivía en una familia, en la que, dice, sufrió abuso por mucho tiempo.

Dónde ver:
Max

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