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“El diario de la princesa 2” significó la carta de presentación Anne Hathaway en la meca del cine hollywoodense a inicios de los 2000, que posteriormente le abrió puertas a otras películas como “El diablo viste a la moda” o “Guerra de novias”, que la convirtieron en una de las actrices juveniles más cotizadas y queridas del medio.
La segunda parte del filme de Disney sigue a Mía, una chica que ha dejado de ser el “patito feo” no sólo de su colegio, también de la familia real de Genovia, donde ha vivido ya durante algunos años, y que se prepara para convertirse en la nueva reina de este pequeño país que ha aprendido amar.
Pero hay un pequeño problema con esto: según las leyes de Genovia las mujeres de la familia real que están destinadas a ser reinas, no pueden ser coronadas si aún se encuentran solteras, es por eso que su abuela, la reina regente Clarisse Renaldi (Julie Andrews), comienza a buscarle al mejor partido para dicha tarea.
Aunque el prospecto elegido es buen mozo, educado y sobre todo de buena familia, Mía no se siente lista para dar ese crucial paso en su vida, aunque sepa que es un asunto de Estado, ya que su abuela teme que el Vizconde Mabrey (John Rhys-Davies) intente hacerse de la corona a través de su sobrino Lord Nicholas Deveraux (Chris Pine), quien es el siguiente en la línea de sucesión después de Mía.
Pero Cupido hace de las suyas y lo que comenzó como una rivalidad entre estos dos herederos reales termina siendo un amor que deberá dejar de lado los intereses ajenos y seguir su propio camino, lo cual no será una decisión fácil de tomar.
