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Interpretar a Magda, una mujer que escapa de la preocupación que le provoca su divorcio practicando la disciplina de pole dance, fue un reto personal y actoral para la actriz Gimena Gómez.
Por un lado, explica, porque hizo el papel de una madre, pero por otro, porque ella misma ha experimentado la situación de acoso que se desata a lo largo de la historia.
“Nunca había hecho de madre, no soy madre pero lo logré con el apoyo del elenco, principalmente de Nikole (Barajas, quien interpreta a su hija), porque es una niña, y los niños juegan y eso es lo que uno tendría que hacer en un proyecto”, dice en entrevista.
En Pole dance, película que este fin de semana llegó a salas de cine, Magda es una estilista que conoce a un taxista que la ilusiona, pero el amor se convierte en acoso y tiene que buscar la salida. Algo que conoce bien Gimena quien ha vivido acoso cibernético y abuso.
“Me sentí identificada con todo lo que vive el personaje, por eso también es importante reflejar eso en una pantalla. Yo lo he afrontando con terapia, leyendo, apoyándome de la gente que amo, pero mi personaje aprende diferente.
“Es una mujer que va viviendo y aprendiendo de las cosas conforme le van pasando, aborda la violencia y el acoso a través del sufrimiento, pero hay otra forma aprender a través de la consciencia y del amor, personalmente me deja eso, y ojalá ese mensaje llegué a la audiencia”, comenta.
En la cinta dirigida por Maryse Sistach, Gimena comparte pantalla con actrices como Itatí Cantoral y Arcelia Ramírez, de las que se lleva varias enseñanzas.
“Son actrices súper generosas, siempre están a disposición de una escena, eso habla de lo profesionales que son con su labor actoral, una fluye”, relata.