En medio del escenario rodeado por 20 mil 200 personas, misma cantidad de luces, y una estructura metálica que lo iluminaba, fue como apareció Peso Pluma en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México este 18 de septiembre.
Recién comenzó, la música no alcanzaba a distinguirse, ni la voz del jalisciense, pues los gritos rebotaban en toda la estructura esférica del inmueble, mientras que el cantante ya corría por todo el escenario principal, que tenía un formato Arena, rodeado por las gradas y el público de pie.
También se aproximaba a una pasarela en forma de T, abriendo la boca, tan grande que parecía que quería tragarse al público, o llevar toda la energía por su garganta para de alguna manera digerir y no abrumarse por la respuesta del público capitalino, los lentes oscuros no dejaban ver sus ojos, y ya cantaba “La Durango”.
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“Éxodo” (migración masiva de personas de un lugar a otro, generalmente por crisis o persecución) fue el título que el mexicano decidió para su último disco mismo que dio lugar a la gira de conciertos que esta semana pasó por la capital.
Y con su energía buscó hacer honor al título, persiguiendo con la mirada a todos los asistentes a su alrededor, sacando la lengua, moviendo los brazos, doblando las rodillas, brincando sin parar cuando sonaba “AMG” liderando a un grupo de más de 20 bailarines.
El movimiento masivo la noche de este miércoles no fue por persecución, ni por una crisis, fue debido a la cercanía de Peso Pluma con su público, que estirando el cuello, o haciéndoles gestos con las manos, o enviando un mensaje los involucró, y gracias a su tarima todos podían sentirlo cantando muy cerca.
“Quién tiene ganas de ponerse bélico esta noche”, decía el mexicano, y el público se volcaba en un grito, “Te amo wey”, decía un joven de poco más de 20 años, y todos a su alrededor los respaldaban con risas, palmadas y abrazos.
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Mientras, en la tarima, los músicos también jugaban con el público, les lanzaban sombreros, playeras, los saludaban, le pedían al público brincar, y cantaban enérgicamente aunque sin micrófono, como si por momentos fueran uno más del público.
El foro cerrado, permitió, contrario a la presentación al Aire Libre que Peso Pluma hizo el año pasado en el Estadio GNP, ahora se jugara mucho más con la iluminación, que robaba las miradas del público, que extravían entre líneas láser color verde, rojo o blanco a Peso Pluma que seguía corriendo entre sonidos de trombón y bajo sexto con “Siempre pendientes”.
Sin lentes se detuvo un momento en la tarima, se aproximó a la orilla, escuchando el grito de “¡Peso, Peso, Peso!”, sudando miraba incrédulo y se repetían los “Te amo”, “Pinche loco”, “Aviéntame tu sudor”, que gritaba la multitud de jóvenes a su alrededor, o incluso alguno que otro adulto que disfruta del tumbado, y eso sí, muchos niños en hombros de sus padres.
Una luna inflable, flotó entonces en todo lo alto del Palacio, y se tornó romántica la noche, cuando Peso Pluma dio cuenta que también canta al amor y no solo a los “belicones”, con temas como “Luna”, “Lagunas”, o “Bipolar”, acompañado por Jasiel Núñez.
Luego, todo fue reggaetón, y también Peso comenzó a mover las caderas, sensual, llevando el “culo”, hasta abajo con “Qlona”, “La Bebé” o “Tommy y Pamela”, que cantó junto a Kenia Os.
La mexicana también disfrutó, y se pegó mucho a Peso Pluma para bailar juntos en el medio de la pista, mientras el mexicano, actuado o no, acercaba mucho sus labios al cuello de la popera, que solo reía y disfrutaba sonriendo, cantando y moviendo sensual su esbelto cuerpo.
Entonces irrumpió el Hip Hop, con Alemán, y después un invitado anglo, Lil Baby, que aunque tuvo fallas en el sonido durante su presentación tuvo la acogida del público mexicano, mientras cantaba en trap “Drip Too Hard”, y “Freestyle”.
Una vez el afroamericano abandonó el escenario nuevamente la energía de las guitarras, el contrabajo y el bajo sexto se apoderaron del show, con Peso Pluma corriendo ahora con la bandera de México en la espalda.
“Me siento orgulloso de ser mexicano y representar la música mexicana donde quiera que me pare, y quiero agradecerles a nombre de toda la banda, por chingarle y venir y pagar un boleto, que se que no es fácil, que viva México que vivan los corridos y que viva la puta doble P cabrones”, dijo a su público ya abrazando a su “primo”, Tito Doble P.
Junto a él cantó “Gavilán”, y “La People”, sentados a la mesa en una silla enorme, “como jefes”, custodiados por bailarines que llevaban chalecos antibalas.
Así se despidió Peso Pluma con “El Azul”, “Lady Gaga”, “La Patrulla”, y “Teka”, para decirle adiós a la Ciudad de México, capital donde guió en su propio “Éxodo” a más de 20 mil personas a disfrutar de dos horas de baile, fiesta, alcohol y canto.
alm