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La familia Padilla, cirqueros mexicanos desde hace más de 90 años, encontró en el estado de Morelos un refugio para seguir viviendo. En marzo de 2020, cuando la pandemia llegó, luchó por sobrevivir en la Ciudad de México, pero no había esperanzas.
Después de seis meses decidieron desmontar la carpa y pista de hielo de su circo New York On Ice, que esperaba vacía las risas de los niños pero, cuando estaban a punto de quebrar, una luz amarilla les devolvió la ilusión.
“Estábamos en nuestro negocio pero tuvimos que limitarnos en todos los sentidos, si gastábamos mil o 2 mil pesos en comida o víveres, nos fuimos hasta 200 o 300 pesos. Veíamos televisión, jugabamos futbol, tratabamos de entretenernos para pasar este momento que se alargó, hasta que nos dijeron ‘Morelos está bien, ahí ya van para amarillo; tramitamos permisos, y nos dieron la autorizacion para empezar a trabajar”, contó Humberto Padilla, dueño del circo.
La transición no fue fácil, cuando en diciembre llegaron y montaron su circo el estado volvió a semáforo rojo y estuvieron parados otros cuatro meses; finalmente en marzo pudieron recomenzar. Hoy con semáforo verde pueden recibir a 70% de la capacidad de la carpa, que equivale hasta 800 personas.