“Mejor yo me echo una chela, y chance enchufo una chava”, coreaban los jóvenes en los 90. Hoy, los chicos cantan: “Me acerco y le tiro todo un verbo. Tomamos tragos sin peros, sólo tentación”.
Aunque la idea en ambas letras es parecida, hay diferencias entre “Chilanga banda” y “Ella baila sola”, asegura Jaime López, creador del éxito que popularizó Café Tacvba.
No sólo porque una pertenece al rock y otra al corrido tumbado, sino porque es una muestra de que las nuevas generaciones saben de capitalizar su éxito económico, sin temor a lo que piense la sociedad.
“Celebro que los tumbados, más allá del rey que los ampare, generen una economía activa, e incluso una oposición a otras manifestaciones. Y si nos parece mal que exista, bueno a eso hay que oponerse haciendo algo mejor que los corridos tumbados, no censurarlos”, dice Jaime.
“En nuestra época parecía que se le tenía miedo al dinero, cuando ese es reflejo del éxito y de un esfuerzo que uno hace por mostrar lo que uno ama hacer. Los rockeros muchas veces se autoeclipsaron, pensando que todo eso estaba mal”.
Destaca al llamado movimiento rupestre, encabezado por Rockdrigo González, al que algunos lo han adherido, si bien él se desmarca.
“Rockdrigo me decía: ‘no a Timbiriche, bola de fresas’. Y yo le decía: ‘esos no son fresas, esos son de coca para arriba y tú eres de mota para abajo’. En todo caso, si quieres competir, haz algo mejor que ellos”.
El compositor de 69 años buscará celebrar la vida en un show el sábado 2 de septiembre en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, con la presentación 69 y llueve.