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janet.merida@eluniversal.com.mx
“No tenía ni puta idea de quién se trataba”, dice con un acento muy marcado el catalán Óscar Jaenada. Y es que Hernán Cortés, asegura, no es querido por nadie, ni por los españoles (donde ha pasado sin pena ni gloria) y menos por los mexicanos, por obvias razones.
Fue Javier Bardem quien hace 10 años le contó que quería hacer un proyecto sobre el conquistador español y ahora, curiosamente, ambos encarnarán al mismo personaje: Bardem para la serie de Spielberg y Jaenada para el proyecto mexicano Hernán, de Dopamine, que se estrenará en el marco de los 500 años de la Conquista de México a través de la plataforma Amazon, del canal de paga History y de Azteca.
El adjetivo con el que define el proceso de investigación y creación del personaje es uno: exhaustivo. Nada parecido al esfuerzo de sus personajes anteriores, ni siquiera su más reciente, en Rambo: Last blood.
“Esta historia no la conocía. Tampoco conocía México cuando hice Cantinflas, tuve que venir aquí a estudiar la historia cinematográfica y los últimos 60 años del país. Con Luisito Rey (Luis Miguel: la serie) tuve que estudiar la cultura más popular mexicana y en el caso de Hernán el estudio fue exhaustivo, he sacado mi maletín y no tenía ni fotos ni videos de YouTube de este señor, sólo hay libros y dibujos que la mayoría —menos uno— son falsos, no tengo a una familia o amigos que te digan que trabajes esto o el otro, sólo he tenido a un historiador”.
Ahora, Jaenada es un verdadero apasionado del tema. Se le nota a la hora de hablar de todos los libros y documentos a los que tuvo acceso para recrear su propia versión de Hernán Cortés, de cómo caminó los mismos pasos en La ruta de Cortés, de cómo fue ponerse en su mirada, en sus defectos, en sus logros y claro, en el contexto de una tierra que no funcionaba como ahora.
“Hernán siempre tenía que huir, huyó de Medellín, de Salamanca y de Cuba por líos de faldas, por una ambición un poco anacrónica. Estaba un poco por encima de su época, como suele pasar; era muy político, muy inteligente; supo hacer muy bien lo suyo, incluso hoy en día nos ha engañado a todos: hoy se cree que fueron los españoles los que conquistaron Tenochtitlan (pero fue el sarampión)”.
El actor aseguró que si no hubiera sido por el sarampión, que exterminó a buena parte de la población, los españoles lo hubieran tenido más difícil, aunque también está de acuerdo en que las armas eran distintas y las estrategias de guerra también, pero a él le gustaría saber qué hubiera sido de este territorio sin la conquista.
Entre sus viajes de estudio, contó, fue a una zona en la que después de la Noche Triste estuvieron retenidos varios prisioneros españoles, allí vio una piedra de sacrificio y una cruz tallada con las uñas en una pared.
“No soy católico ni mucho menos, ni estoy bautizado, pero habiendo leído y estudiado, ya no es lo mismo ahora subirte a una pirámide. Cuando hice Cantinflas vine la primera vez a México y me subí allá arriba y estaba como que ‘ahh’, pero ahora tengo otro bagaje”.
Verse como Cortés. Para la serie, la productora Dopamine diseñó la ciudad de Tenochtitlan, aunque no se tiene una imagen real de cómo pudo haber sido, ya que fue destruida para construir los palacios españoles. La producción reconstruyó, con base en los textos y el apoyo de historiadores y tecnología, la ciudad completa, y aspectos como un Tzompantli de tamaño real y el Palacio de Axayácatl, que hoy se cree, estaría en donde está el Monte de Piedad. Para Jaenada, uno de los momentos más impactantes fue verse en el espejo y no ser él, sino Hernán, y ya caracterizado, contar su historia.
“Hemos hecho un trabajo muy histórico, nada españolista, nada a favor o pro mexicano, no nos interesan esas mierdas, al revés, hemos tenido unas conexiones muy buenas, hemos hecho descubrimientos interesantísimos”.
El tema, agrega el actor, es contar lo que pasó y cada uno que saque sus conclusiones.
“A Cortés yo lo he hecho como yo creo que era, cuando tuvo que matar tuvo que matar, cuando tuvo que hacer las cosas así, tuvo que hacerlas así, porque era otro tiempo”.
Su relación con Malinche. El histrión contó que se opuso a la manera en la que estaba siendo reflejada Malitzin, pues la producción quiso romantizar esta relación.
“Una de las cosas que me ponían en este guión era una relación maravillosa con Malinche, y no puede ser así de ninguna manera; están viendo que él tenía un asunto con las mujeres, era un tipo que acabó con 40 mujeres en Coyoacán.
“Dije que no podía ser una chica alegre. Marina fue imprescindible, tuvo dos cosas fundamentales, una: la lengua, si no hubiera sido por ella no hubieran hecho nada, no nos hubiéramos entendido (...) y la diferencia cultural la arregló Marina siempre”.