"¡Olé, olé, olé, olé, Rammstein, Rammstein!" es el coro una hora antes de la salida de la banda alemana, Rammstein , en su regreso a los escenarios en suelo mexicano.
En un Foro Sol que está a punto del lleno, los fans piden a gritos la salida de Till Lindemann y compañía.
La odisea del transporte y el acceso al escenario han quedado atrás, los músicos que abrieron el concierto terminaron su participación y sólo quedan algunos minutos para el inicio del esperado primer guitarrazo de la banda.
Luces azules iluminan la noche despejada de la ciudad de México, de un lado a otro corren los fans de la banda de metal industrial, la compra de cerveza está al por mayor y el júbilo comienza a crecer.
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Cinco torres distribuidas en toda la pista del estadio se levantan entre los fans que lograron adquirir entradas en la zona general del evento; por encima de las gradas otras luces están listas para acompañar el performance de la agrupación.
Al costado del escenario las carpas para asistentes con alguna discapacidad también lucen completamente llenas, dando cuenta de la inclusión que este concierto tenía contemplado.
Sin embargo, en la zona más cercana al escenario aún quedan muchos espacios para los miles de asistentes que todavía esperan poder acceder al concierto.
Entre los asistentes, Gerardo y su amigo no conocen a la agrupación pero se abrieron a la oportunidad de conocerla y, ¿por qué no?, cuando los boletos fueron un obsequio.
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