Nadie sabe la ubicación actual de Ismael “El Mayo” Zambada , uno de los principales líderes del Cártel de Sinaloa, pero al menos desde este fin de semana se conocerá que habita la piel de Alberto Guerra.
El narcotraficante es interpretado por el actor de "En las buenas y en las malas" y "Loca por el trabajo", en la última entrega de la serie "Narcos: México".
El trabajo no fue fácil, comenta el histrión, porque realmente hay poca información del personaje, quien siempre estuvo a la sombra de otros jefes como “El Chapo” Guzmán.
“Justo con él está la cosa misteriosa de que no se sabe casi nada, pero ya sabes dónde va acabar la historia; entonces hay un punto en que debes olvidarte que existe y es histórico, entonces entra la parte creativa donde no sólo es hacer copy paste.
“Salió el libro El traidor, de Anabel Hernández y ahí me pude hacer un poco más a la idea de su personalidad, que es lo que me atañe a mi como actor”, explica.
“El Mayo” Zambada inició su carrera en los setentas, llegando a escalar hasta la cima. Existe la versión extraoficial de que recurrió a la cirugía plástica para cambiarse el rostro, evitando así su identificación.
Hace once años, en una entrevista para un semanario político, dijo que no importaba la muerte de capos o su aprehensión, porque los suplentes ya estaban encaminados cuando se necesitara.
Y que en cuatro ocasiones sintió cerca al ejército mexicano, por lo que no se sentía tranquilo en su vida.
“Los escritores (de la serie) hacen la investigación para contar la historia entre ficción y realidad y a mi me toca lo demás. Es como el Titanic, uno ya sabe el final, ya sabe dónde va a acabar. Sabemos qué pasó con El Chapo y el Azul (otro líder), lo bonito es hacer interesante el camino”, considera.
En su última entrega, "Narcos México" contó con la dirección de Amat Escalante, ("Heli"), Andy Báez, Wagner Moura, Alejandra Márquez Abella y Luis Ortega.
Este es el segundo papel, basado en personas reales, que Guerra interpreta en en último lustro. En "Historia de un crimen: Colosio", encarnó al comandante Benítez, quien investigaba el caso y murió en circunstancias reales.
“Creo me veo más traqueteado que la edad que tengo”, dice bromista al recordar ambos personajes.
“Me gusta la complejidad, agarrar bien y no hablo necesariamente del cliché de la intensidad, sino de tomar a los personajes y trabajarlos desde un lugar que tiene muchísimas vidas como somos en la vida real, y no juzgar al personaje ni para bien ni para mal, ni endiosarlo, ni ponerle una cruz”, agrega.
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