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Hay conciertos que uno prefiere vivir de pie, como el de Vicentico . Las luces del Teatro Metropólitan se apagaron a las 20:40 de este jueves y así comenzó el viaje musical del emblemático compositor y fundador de Los Fabulosos Cadillacs.
Ni bien comenzó la música, todos se pararon y no volvieron a sentarse.
Al principio Vicentico no saludó, se concentró en en canciones como “La carta”, “No te apartes de mí”, “Algo contigo” y “Demasiada presión”. Una de las parejas asistentes cantó todas las canciones desde el principio, y en las que eran de corte amoroso, no dejaban de mirarse a los ojos, de besarse y cantar juntos.
"Buenas noches amigas, amigos, ¿que tal?, para nosotros es un honor en este teatro, estar con ustedes, es un placer y también es un honor poder tocar algunas canciones para ustedes esta noche, esta noche es única, es nuestra, ¡gracias por venir y por estar aquí!”, dijo el artista al público en su primera intervención.
Entre sus palabras se colaban los clásicos “te amo”, las peticiones de canciones y hasta los “¡Hazme un hijo!”. Cuando les preguntó qué canción querían escuchar, se animó por “Carnaval toda la vida”, pero poquito después de iniciada se le olvidó la letra y se lo dijo a los asistentes. Ninguno lo tomó a mal y por el contrario, lo ayudaron a cantar esta canción popular de Los Fabulosos.
Si hasta ese momento los ánimos se habían mantenido a tope, el Metropólitan estalló cuando los músicos entonaron “Siguiendo la luna”, “Basta de llamarme así”, “Paisaje”, “Hasta siempre” y “Morir a tu lado”.
Algunos aprovechaban las pequeñas pausas entre canción y canción para surtirse de palomitas y cerveza. Otros alzaban las manos, seguían la música y las luces que inundaban el recinto en distintos colores. Poco después, Vicentico hizo una nueva intervención.
“Queridas, queridos, muchas gracias por esta bonita noche, vamos a cantar esta última canción pero les agradecemos muchísimo, así que buenas noches, hasta siempre, ha sido un honor”.
La verdad es que esa no fue la última canción, todavía pasaron varias, como "Vasos vacíos". La fiesta continuó hasta que más adelante pidió un favor a todos: que apagaran por un momento los celulares, que guardaran completo silencio.
La asistencia mexicana demostró que eso era imposible, que a fuerzas tenía que haber varios que mientras unos se callaban completamente, gritaban “Te amo”, “Shhhh” y demás frases.
Vicentico insistió en que guardaran silencio solo unos instantes, e incluso le contestó a una mujer que recién le había gritado algo: “Yo sé que quieres sobresalir del resto...”, le dijo.
Segundos después, sin haberlo logrado, se encendieron de nueva cuenta las luces y entonó “Los caminos de la vida”.
Alrededor de las 22:40, Vicentico se despidió cantando “Yo no me sentaría en tu mesa”, canción que dice “Por más que quieras tapar toda nuestra voz, nunca podrás callar esta canción”. Al final, abrió los brazos, hizo una reverencia al público y abandonó el escenario.
La gente vació rápidamente el lugar para ir a ver los productos que vendían afuera.
La pareja de novios que desde el principio cantó mirándose a los ojos y bailó cada tema, salió tomada de la mano. Otros dijeron haberse liberado de toda una semana de estrés y presiones con los cantos, brincos y felicidad que esa noche les había dado Vicentico; otros aseguraban que era el mejor concierto al que habían asistido.
maf