Entre los asistentes al EDC hasta los cubrebocas para el coronavirus tienen estilo y se les ve de todos los colores y materiales. Además de tela, hay unos hechos con chaquira fosforescente.
La diversidad en el festival que, luego de tres días, terminó la madrugada de este lunes en México, estuvo presente en todos los aspectos y la música sin duda fue uno de ellos.
Por ello, ritmos como el reggae, reggaetón, rock y hasta merengue fueron elegidos por los DJ’s tanto mexicanos como internacionales para deleitar a las 100 mil personas que llegaron al último día de actividades.
Entre los nueve escenarios que este año vistieron el Autódromo Hermanos Rodríguez, se presentaron DJ’s como Cristoph —quien llegó al Neon Garden— y JOYRIDE —que prendió al público del Circuit Gounds—.
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Ya entrada la noche, el estilo del DJ Jauz trajo de vuelta los ritmos de Daft Punk con temas como “One more time” mientras que NGTMARE llenó de nostalgia con “Feeling good”.
Festival para todos. Todo el mundo quería ir al EDC. Tanto Baby Yoda como el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador asistieron ayer.
Entre los tótems que bailaban por encima del público se veía desde un AMLO con lentes de sol y flores en el cabello hasta un tierno baby Yoda de cartón.
Las edades tampoco fueron un impedimento y tanto jóvenes como adultos y niños pequeños bailaron con la música electrónica, algunos en el piso y otros en los hombros de sus padres para alcanzar a ver los espectáculos y escenarios que este año llegaron a México.
Los aplausos del público se escucharon de fondo acompañando la música del DJ KSHMR, uno de los headliners de la noche.
El DJ y productor hizo que hasta el suelo se moviera cuando en el escenario principal todos comenzaron a saltar al ritmo del tema “Carry me home”.
“Quiero ver todas las manos arriba”, repitió en español mientras banderas de México y España se ondeaban en el aire.
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Al parecer la emoción del público no fue suficiente y al grito de “¿Están vivos cabrones?”, todos brincaron mientras el desfile de luces y las llamaradas de fuego iluminaban el escenario.
KSHMIR también hizo corear a su público, algunos de ellos con cerveza en mano y otros tantos, a los que el hambre traicionó, con la sopa maruchan en la mano.
“Mis amigos me ayudaron ayer a salir de entre la gente, yo creo que fue por el cansancio”, comentó entre risas mientras bailaba contagiado por la gente alrededor en un fin de semana que se repetirá hasta 2021.
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