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”¿A cómo los algodones?”, pregunta una chica de chaleco negro tipo rompevientos y que porta una gorra con el nombre de Maluma.
Ella, junto con otros adolescentes, rodean al vendedor de la golosina que viene en color rosa y azul.
Son las 20:00 horas y ese tipo de público, varios niños con sus padres, es el que domina en el escenario principal del Flow Fest.
En el otro espacio, denominado La carpa del perro, pocos bailan con los cantantes que llegan. Algunos apenas y ensayan una coreografía estirando el brazo derecho e izquierdo hacia adelante, de manera alterna, mientras flexionan las rodillas.
“Vamos a ver a mi novio”, exclama un chico al ver a los de Plan B, quienes al momento de salir, recuerdan que ellos no cantan cosas románticas.
Miriam y Eduardo tienen 21 años y llegaron desde las 15:00 horas desde Ecatepec.
Traen cigarros y, dicen, muchas ganas de beber, pero hasta la mitad del espectáculo no lo habían hecho. De Alemania, Klaus y su amigo de Puerto Rico, Alberto, sólo se divierten.
El primero quería conocer eso del perreo de cerca.
Por su 1.90 de estatura, sobresale entre todos. Su mirada se centra curiosa en lo que ve y se ríe cuando la chica de la gorra de Maluma pide el algodón.
Saca una cajetilla y ofrece a su amigo, quien lo rechaza. Daddy Yankee aparece y todos caminan para acercarse más al escenario principal, dejando abandonado el foro destinado para el perreo.