“¿Por qué defender la música?” – preguntó Natalia Lafourcade al público en el Auditorio Nacional – “La música es una medicina para el alma, que une, que no sabe de clases sociales, de color de piel, a la música esto le vale madre".
Fue precisamente por la música la razón del concierto Un canto por México , que se llevó a cabo la noche de ayer en el coloso de Reforma, cuya taquilla será destinada a la reconstrucción del Centro de Documentación del Son Jarocho , proyecto que la propia Lafourcade encabeza.
Pasaban las 20:30 horas y el Auditorio Nacional lucía totalmente lleno, algo que tenía feliz a la cantante y lo manifestó en sus redes sociales. El Mariachi Juvenil Tecalitlán y un grupo veracruzano Los Cojolites subieron al escenario marcando el inicio del concierto, entonces Natalia apareció de blanco, con un vestido estilizado del traje típico de Veracruz, para arrancar el concierto con "La serenata huasteca".
El desfile de invitados comenzó con Carlos Rivera , quien vestido con un pantalón negro de faena y una fajilla gris a la cintura, hizo gritar a la gente en las butacas con su sola presencia. Fueron dos temas interpretados por Rivera y Natalia en distintos momentos de la noche, "Mexicana hermosa" y "Recuérdame", en ambas canciones quisieron bailar juntos pero la coordinación no se dio.
“Tengo el corazón que se me va a salir, venimos preparando este concierto con tanto cariño, amor y horas. Primero era para apoyar una causa y hoy se ha convertido en un disco doble, porque hoy me siento afortunada de tener a los mejores músicos de México, con mis canciones, que ya no son mías sino de ustedes, además de temas de otros compositores que nos han dejado su legado. Pásenla bonito y buen viaje”, dijo la artista a modo de saludo.
El escenario se oscureció y una neblina lila lo cubrió mientras se escuchaba la melodía de "La llorona", que Natalia interpretaba muy a su estilo, entonces lentamente Ángela Aguilar apareció en escena para cantar una parte y finalmente Aída Cuevas se unió a ellas, entregando una versión muy especial de este clásico.
Foto: EFE
Lo siguiente fue la llegada de Los Macorinos, el dueto integrado por Miguel Peña y Juan Carlos Allende, que la acompañaron en dos temas "Luz de luna" y "Alma mía".
“Este concierto no es mi concierto es nuestro, es un canto por México, estamos llenos de familia y amigos pero no regalamos boletos porque estamos apoyando una causa importante”, expresó Lafourcade antes de cantar "Lo que construimos".
Uno de sus éxitos se dejo escuchar "Hasta la raíz", que no sólo fue cantada por ella, en cada estribillo 10 mil voces la acompañaban, en tanto Los Cojolites hacían lo suyo con guitarras, jaranas y un cajón de ritmos, mientras una bailarina seguía el ritmo con un zapateado sobre una caja de madera.
“Soy mitad mexicana y mitad chilena, mi padre llegó a México en el 73, para mí es muy impactante y conmovedor lo que esta sucediendo en Chile, necesitamos liberar el alma, vivir con ese derecho que es la libertad de pensamiento”, entonces dio la bienvenida a Panteón Rococo para cantar "Un derecho de nacimiento".
Después de hablar de la admiración que tiene por su siguiente invitado, dio la bienvenida a Pepe Aguilar , que entre gritos comenzó a interpretar la canción "Cien años", con la cual se hizo una mezcla con un nuevo arreglo para Natalia y que supo seguir muy bien el hijo del legendario Antonio Aguilar.
Después compartió cómo el día de ayer, desde su cocina dio a conocer su nuevo sencillo "Una vida", “no tengo hijos pero estrenar una canción es como parir, porque das a luz a algo que no será tuyo nunca más, se vuelve parte de la gente, es una canción muy bonita, hecha para el amor y para querernos”.
Después de recitar una décimas veracruzanas, Jorge Drexler cantó junto a Natalia la canción "Para qué sufrir", con la cual armaron toda una fiesta.
Las sorpresas no terminaban, porque de pronto Natalia hizo un anuncio: “Un aplauso para mi querida, amada Mon Laferte”; entonces la chilena salió al escenario para cantar a dueto "La trenza" y después "Amor completo", entonces la gente pudo comprobar que a pesar de tener un estilo muy parecido ambas tienen algo que las diferencia.
"Tú sí sabes quererme", "Sembrando flores" y "Mi tierra veracruzana", sirvieron de preámbulo para lo mejor de la noche, cuando Café Tacvba tomó el escenario e hizo retumbar al Auditorio Nacional.
“Era muy chiquita, tenia como 15 años y me fui a tomar un café con Joselo y bien inocente le dije que si podíamos hacer una colaboración, sin tener yo nada, y 20 años después se me hizo”, dijo Natalia.
“Quiero agradecerte que pongas toda tu creatividad y energía al servicio de la cultura, te admiramis mucho”, expresó Rubén Albarrán a Natalia, después de haber puesto a cantar al público con "Esa Noche" y "Ojalá que llueva café".
Faltando 20 minutos para las 23 horas las palmas y los chiflidos pidiendo otra no cesaban, en el escenario orquesta y mariachi se alistaban, entonces apareció Natalia con guitarra en mano para cantar "Cucurrucucú paloma".
“Ahora si les voy a decir la verdad, había tomado la decisión de tener un año sabático pero esto se transformó, nunca me imagine la magnitud del sueño que tenemos, un espacio que defiende a nuestra música, donde jóvenes, niños y gente de otros países vienen a conocer que es el son jarocho, este espacio tan importante para nuestro tejido social. Ha sido un trabajo de locura que ya comenzaremos a hacer, porque lo único que faltaba era este concierto, así que empezaremos a construir en enero de 2020”.
Fue entonces que para cerrar este concierto de casi tres horas, Natalia presentó otra tema inédito "La música es mi religión", además de "La bamba" y "Cielito lindo", dando fin de esta manera a una noche espectacular.
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