No fue fácil ser metalero ayer en el Parque Oceanía, sede este año del Knotfest. Fue necesario, entre otras cosas, soportar las largas filas en la entrada y superar el caos que llegó cuando cayó la noche porque durante un rato no hubo iluminación eléctrica. El colmo fue el retraso de Evanescence en el escenario principal, donde el grupo estaba programado a las 21:10 horas pero hasta las 23:15 horas todavía no salía.
El problema fue una valla que tuvo que ser reforzada y para la cual intervino la Policía Auxiliar para hacerse cargo de la seguridad.
Aún después de las 23:00 horas, el público esperaba que la banda sí saliera y no cancelara.
Lo que no protestaron mucho fueron los cientos de metaleros que se colocaron en un puente vehicular desde el que disfrutaron, cerca y con buena visión, del festival.
Cientos de personas se quejaron de la organización del evento, pues muchos de ellos tuvieron que pasar hasta tres horas formados para entrar. También falló la zona de comida, en donde en algunos puestos se hicieron filas interminables y esperaron más de una hora para recibir sus alimentos, lo que hizo que muchos se quedaran sin ver a algunas de sus bandas favoritas. Cuando empezó a anochecer, la falta de iluminación provocó que la movilidad del lugar se complicara un poco, hasta que encendieron algunas lámparas con la ayuda de generadores.
Otra de las situaciones que incomodaron a las personas fue que los escenarios estaban cerca y se mezclaban los audios de las bandas y no dejeban escuchar con claridad.
Una valla que tuvo que ser reforzada retrasó la salida de Evanescence.
Papa Roach hizo correr a cientos de personas que estaban en otros escenarios para ver su presentación, en donde gritaron eufóricamente y cantaron sus temas.