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A sus 82 años, Armando Manzanero está más activo que nunca. Además de componer canciones y velar por los intereses de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), el cantautor viajó el mes pasado a España para ofrecer una serie de conciertos y esta semana se presentó por primera vez en Cuba, donde cientos de isleños lo acompañaron en el malecón de La Habana para hacer un repaso de su carrera.

Días antes de su presentación y sentado en su oficina, Manzanero se muestra sereno y con una sonrisa; es saludado por todo aquel que se topa en su camino y no duda en hacer pequeñas pausas para tomar llamadas telefónicas de parientes, amigos y colegas. Se sabe querido y respetado, pero afirma que la palabra retiro no forma parte de su diccionario.

“No existe, porque tratar de retirarme sería entorpecerme mentalmente. Duermo bien pero apenas si duermo cinco horas. Me doy un buen baño, me siento a desayunar, me fui a tomar un café con leche y me fui a trabajar. Tenemos la misma energía pero a usted no le ha tocado hacer uso de ella”, bromea. “El problema de los mayas es que por el clima, no podemos dormir mucho, el calor no nos lo permite. El mar nos vigoriza mucho y nos da mucho de vivir”.

En temas musicales, el compositor aclara que más allá de repudiar el género urbano, por el contrario, agradece que exista, ya que eso ayuda a que más personas se acerquen a escuchar melodías como las que él compone y canta.

“La gente en el mundo entero quiere oír una canción romántica. Nuestra canción romántica nos hace mucho bien y nos hace muy buena imagen que haya mucho reggaetón, que no dice palabras muy agradables y que haya todo eso, porque eso hace que la gente que no sea ese tipo de gente, tenga hambre de oír una canción romántica.

“El que nace romántico, se muere romántico, no cambia bajo ninguna circunstancia. Posiblemente se disfrace de otra cosa para poder subsistir y no hablo sólo de la música, hablo de la manera de ser, del comportamiento, de mi forma de llevar este mundo... Es muy romántica es muy considerada en todas mis actitudes, no hago esperar a nadie, no le hago desaires a nadie, escucho a todo el mundo y esa es una parte del romanticismo”.

Las ganas de llevar su música a otras partes del mundo, añade, se deben también a su necesidad de ver el mundo bajo otra lupa.

“En España me fue increíble pero hice lo que ellos hacen, que eso es un buen consejo para las nuevas generaciones. Aquí es tanto lo que se gana de dinero cuando a uno le va bien, que se olvida uno que no es México el único universo que hay y nos olvidamos de tener otras vertientes y otros aparadores. Yo a eso fui a España, a abrir otra vez mi mercado como hace 50 años, que es la primera vez que fui y me sentí muy bien”.

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