Innumerables giras artísticas pero también su compromiso ético hicieron de un personaje tan popular en España como en Latinoamérica, un continente donde el cantautor, pintor, poeta y cineasta decía que podía buscarse el mañana.

Así lo aseguró en México en 2011, donde describió a Europa como "un barco que se hunde" y al que únicamente se le ponían parches, frente al "proyecto para construir un nuevo barco" que era Latinoamérica.

Porque en la parte latina de América, "multiétnica, milenaria", con una vasta riqueza y diversidad, era donde podía buscarse el mañana, sostenía entonces Aute, fallecido este sábado en Madrid a los 76 años.

Su conexión con Latinoamérica fue más allá de lo artístico y llegó al reconocimiento político. Así, fue condecorado por el Gobierno de Ecuador, en 2007 en reconocimiento a su actividad creativa dedicada a la paz y la libertad.

El entonces presidente ecuatoriano, Rafael Correa , le describió como un "filósofo del canto, porque sus obsesiones y fantasmas lo llevan a preguntarse sobre el sentido de ciertas abstracciones como la belleza, el amor, desamor, soledad, vida, ternura y libertad". Y reconoció "su actitud política (...), consecuente con su doctrina".

"Porque en un mundo en que los sentimientos, la solidaridad y la ética habían sido condenados a la clandestinidad encontrar un hombre libre, capaz de gozar su albedrío, capaz a de pintar su alevosía amorosa, capaz de pintar su música, es digno de ser reconocido", dijo el entonces presidente ecuatoriano de Aute.

Años en los que el artista expresó en numerosas ocasiones su esperanza por los cambios que vivía Latinoamérica porque, decía, estaba empezando a haber una conciencia de unidad latinoamericana.

Y la visión nebulosa que sentía al hablar de Europa en plena crisis económica se disipaba cuando hablaba de América Latina: "un gigantesco continente, con culturas milenarias, mestizas, materias primas", con "gente con mucha energía", pero sobre todo con "algo muy positivo", que es tener "una lengua común".

Occidente era para Aute "un Titanic que se está hundiendo y el único proyecto que tiene la política y la economía es ponerle parches al barco". Mientras, argumentaba, "en América Latina están en otro dinámica. Entre todos, unos más radicales, otros más moderados, tienen un proyecto de construir un barco", argumentaba.

Fue México donde el cantautor celebró su medio siglo en los escenarios con un multitudinario recital en diciembre de 2015. El infarto que sufrió en agosto de 2016 le obligó a suspender todos los conciertos que tenía previstos en América Latina, que formaban parte del tour "La Gira Luna" con el que celebraba sus 50 años en la música.

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También escogió Cuba para su rehabilitación tras el infarto, una decisión que adoptó por las relaciones de amistad que le unían con este país, por la alta estima que tenía de su sanidad y por su climatología.

Luis Eduardo Aute había visitado Cuba por primera vez en 1978 y mantuvo relaciones desde entonces con varias figuras de la Nueva Trova, como Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.

La Habana le rindió en 2008 varias jornadas de homenajes, en las que se incluyó una muestra antológica de su obra plástica en el Museo Nacional de Bellas Artes y la proyección de un ciclo de sus películas, además de un concierto en el que cantautores cubanos interpretaron algunos los temas más conocidos de Aute.

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Homenajes que demostraban que la admiración y el cariño que Luis Eduardo Aute sentía por América Latina fueron sin duda correspondidos.

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