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La historia de la música tropical difícilmente se entendería sin un nombre: Dámaso Pérez Prado, quien internacionalizó un ritmo que daría origen a otros emblemas de la música latina como el cha chá y la salsa.
El mundo del cine también sería otro sin el ritmo y las composiciones que Pérez Prado hizo para una decena de filmes nacionales entre las décadas de los años 40 y 50, entre ellas Coqueta o México nunca duerme.
Pocos artistas de su época pudieron tener en su currículum ser parte de películas en Estados Unidos y en Europa, donde musicalizó escenas de La Dolce vita, de Federico Fellini.
La música y el ritmo creado por el artista han hecho que a lo largo de casi ocho décadas haya hecho bailar a millones de personas en todo el mundo aun sin que ellos sepan.
“Mambo es una palabra cubana. Se usaba cuando la gente quería decir cómo estaba la situación: si el mambo estaba duro era que la cosa iba mal… Me gustó la palabra”, señaló Pérez Prado en una entrevista con Erena Hernández, publicada en la revista Revolución y cultura, en 1979, refiriéndose al significado de la palabra de un ritmo que lo definió el resto de su vida.
Lo cierto es que hoy que se celebran 100 años de su natalicio se podría decir que la palabra mambo tiene como apellidos Pérez Prado, pues si bien el nombre del creador de este género no ha quedado muy claro, Dámaso lo potencializó a nivel mundial y logró que hoy hasta en Estados Unidos se baile este género caribeño, muestra de ello es que, a casi tres décadas de su partida, ocurrida el 14 de septiembre de 1989, la música creada por él sigue recorriendo el mundo y es adorada en latitudes tan distantes como Japón, a cargo de la orquesta que lleva sus apellidos y la cual fue creada en los años 60.
A Pérez Prado, quien nació en Matanzas, Cuba, el 11 de diciembre de 1917, lo mismo se le baila en el tradicional salón Los Ángeles en la ciudad de México que en cualquier bar de salsa en Miami o Nueva York; se le escucha lo mismo en una película mexicana que en cintas hollywoodenses de acción como Transformers y Rápidos y furiosos.
¿La razón? De acuerdo con el actual director de la Orquesta Pérez Prado, Luis Garnica y quien tiene el aval del hijo del músico, se debe a diversos factores, entre ellos la calidad musical y la innovación que tuvo el músico nacionalizado mexicano en 1981.
“Escuchar la música de Pérez Prado es grande porque es una música hecha para jóvenes y adultos. Sin Pérez Prado el mambo no existiría, aunque hay una controversia sobre quién lo inventó, Pérez Prado lo internacionalizó. Pérez Prado es un figura internacional muy importante y hay que consagrarlo como debe ser, él es el padre de la música tropical”, dice Garnica.