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erika.monroy@eluniversal.com.mx
Los violinistas de ahora son más cool de lo que eran antes. Atrás quedaron los trajes almidonados y las caras largas; ahora son todos unos rockstars.
Para el violinista Ara Malikian ese es uno de los objetivos de su carrera, alejarse del estereotipo de aquel que interpreta música clásica para mostrar la forma en la que él disfruta su arte.
Es así como el libanés de origen armenio contará la historia de su violín, de cómo descubrió el rock, de cómo se apropió de sonidos como el tango, el flamenco o la música que los gitanos viven...
“Es la historia de mi familia, de cómo tuvimos que salir de Armenia, un lugar que ha sido víctima del genocidio, de cómo mi padre pudo salir adelante con el violín, y de cómo yo conocí el rock”, comentó.
Será el próximo jueves, 16 de mayo, en el Auditorio Nacional, cuando el llamado Rockstar del Violín se acerque al público mexicano, ese al que conoce tan bien.
“Tocaremos música ranchera, música que es clásica de este bello país, será una gran sorpresa”, dijo Malikian, quien se considera amante de Frida Kahlo, de la cultura azteca y del calor de la gente de esta tierra.
Malikian es experto en fusiones. Ha mezclado la música tradicional armenia, árabe, judía, con el tango, el flamenco, el rock, sin olvidar a la música clásica.
Acompañado de su banda, el violinista toma los acordes de Radiohead, Led Zeppelin, David Bowie, para hacer sonidos delicados, sin detrimento a la fuerza.
“No surprises”, “Kashmir”, “Life on Mars”, “Paranoid”, entre otros, son algunos de los temas que componen su repertorio.
“Lo más bello de la música es que en este caso no se necesita una letra, un cantante, una historia, para hacer sentir, para que el público sienta y se emocione con los sonidos que se producen en el escenario”, consideró Malikian.
También es un convencido de que los niños son muy importantes, y que si se les acerca a la música, a la cultura y a la educación, podrán ser personas de bien.
Además, el músico tiene la sensibilidad para entender a los refugiados y así, usa su reconocimiento para que su público conozca sobre aquellos que pasan hambre.
Con más de dos décadas en España, el violinista, que ha estado nominado a un Grammy Latino, habla el español y eso le ha ayudado a ir a lugares como la Feria de Aguascalientes.