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Para millones de mexicanos indocumentados en Estados Unidos, Los Tigres del Norte nacieron como aquella banda cuya música les recordaba el país que habían dejado atrás.
Irónico es que hoy, a punto de cumplir medio siglo de haberse formado, esos mexicanos regresen a su país para ver a la agrupación que los acompaño por décadas en EU.
Ese fue el caso de un grupo de 10 personas provenientes de Tucson, Arizona, que llegaron ayer por la noche al Auditorio Nacional para unirse a los casi 10 mil asistentes que convirtieron al Coloso de Reforma en un auténtico palenque durante el show del grupo originario de Sinaloa.
Héctor Ávila, uno de los integrantes de este grupo de mexicanos que residen en Estados Unidos, vestido con sombrero, botas y jeans, asistió con sus amigos y parientes porque, dijo, “los tigres son como de la familia”.
Y no es que alguno de los integrantes sea su consanguíneo, pero como dice este señor de 58 años, “escucharlos era sentir que estaba con mi jefa y mi familia en Michoacán”.
Los Tigres del Norte saben que gran parte de su éxito se lo deben a sus millones de connacionales que como Héctor han hecho que el grupo sea un éxito en Estados Unidos y por ello, en su show de ayer, no podían faltar los temas claves en su carrera.
“Esto que cantaremos a continuación es un himno que han tomado los mexicanos en Estados Unidos, esto va por toda esa gente que se va al otro lado a trabajar”, señaló Jorge Hernández, tecladista y voz de la banda, previo a interpretar “Jaula de oro”, canción que fue entonada por los presentes. Todos, desde que inició el concierto a las 20:50 horas, no pararon de bailar y cantar.
Entre las primeras melodías que el grupo interpretó estuvieron “Pacas de a kilo”, “La banda del carro rojo” y “Qué tal si eres tú”.
Durante su espectáculo, Los Tigres demostraron que para el grupo no hay escenario pequeño o grande.
“Buenas noches, Ciudad de México, esta noche estamos honrados porque nos dan la oportunidad de integrarnos a la magia de este recinto, ¡vamos a disfrutar!”, enfatizó Hernán Hernández.
Estas palabras estuvieron acompañadas por una promesa que Hernán y el grupo cumplieron cabalmente: “Será una noche de complacencias y nosotros tocaremos lo que ustedes nos pidan porque para eso estamos”, aseguró el bajista.
Así, el grupo desplegó un abanico de temas que fueron desde sus primeros éxitos como “Pedro y Pablo”, hasta otros más recientes como “Golpes en el corazón”.
El próximo año, la agrupación cumplirá 50 años sobre los escenarios y ayer sus integrantes demostraron que la energía y el alma norteña siguen corriendo por sus venas, pues al puro estilo de Vicente Fernández, no dejaron de cantar mientras su público siguió aplaudiendo.
Otras canciones como “Carta abierta”, “La mesa del rincón” y “Jefe de jefes” también se escucharon en el recinto, que hicieron que la gente se olvidara por un momento del lugar en el que estaban y ocupara los pasillos del inmueble como pista de baile, armando así una masiva tocada.