Barcelona.— El mundo de la ópera se tiñó ayer de luto por la muerte de la soprano española Montserrat Caballé, cuya voz se apagó a los 85 años después de una prolífica carrera que la convirtió en una de las últimas grandes divas de la música.
La cantante falleció en la madrugada de ayer en el hospital Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, su ciudad natal, donde permanecía ingresada desde hace varias semanas por un problema de vesícula.
Su funeral se celebrará mañana en Barcelona y su capilla ardiente será ubicada en un tanatorio de la ciudad. Su familia quiere una despedida sencilla para la reconocida soprano.
Su fallecimiento, que tiene lugar tras varios años grises marcados por sus problemas de salud y también con Hacienda, provocó una gran conmoción, así como numerosas reacciones desde primera hora del día.
Compañeros de profesión y teatros como el Royal Opera House de Londres, la Fenice de Venecia o el Teatro Real de Madrid destacaron la voz “impresionante, brillante y privilegiada” de una artista que dejó huella en escenarios de todo el mundo.
“De todas las sopranos que he escuchado en vivo en el teatro, no he escuchado nunca a nadie cantar como Caballé”, aseguró el tenor español José Carreras en una entrevista radiofónica en la que destacó la voz de la soprano, su color, técnica y “sentido interpretativo”.
Otro de los grandes referentes de la ópera, Plácido Domingo, recibió con “gran tristeza” el fallecimiento de su compañera, de quien destacó su “gran calidad humana” en declaraciones a El País.
“Acabo de enterarme de la muerte de esta alma hermosa y esta leyenda”, escribió por su parte la soprano sudafricana Pretty Yende en Twitter.
Su leyenda traspasó géneros y llegó a conquistar a grandes figuras del rock como Freddie Mercury, líder de Queen, con quien en 1992 entonó el mítico “Barcelona”, convertido prácticamente en un himno de la capital catalana en los Juegos Olímpicos celebrados allí en 1992.
“RIP querida Montsy, inspiración para nosotros pero especialmente para Freddie. Tu bonita voz estará siempre con nosotros”, expresó el guitarrista de Queen, Brian May.
En el plano institucional, también numerosos políticos españoles mostraron su pesar por la muerte de la cantante. “Era la Caballé, la gran señora de la ópera, leyenda de la cultura universal, la mejor entre los mejores y capaz de descubrir nuevos espacios de creación con los más grandes”, señaló en Twitter la casa real española, que destacó “su personalidad y su inigualable voz”.
El presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, destacó a la soprano como “gran embajadora” de España. “Su voz y su dulzura, permanecerá siempre con nosotros”.
Desde Cataluña, tierra natal de Caballé, el presidente regional Quim Torra la calificó como una “cantante única en el mundo de la ópera” y destacó su “vertiente de catalana universal”. El nombre de la soprano forma ya parte de la historia de la ópera junto al de otros mitos como Maria Callas o Renata Tebaldi, aunque ella siempre restó importancia a los calificativos que recibía y a quienes la encumbraban como “diva”.
Su “casa” fue el teatro del Gran Liceo de Barcelona, donde actuó más de 200 veces. Su ojos empañados por las lágrimas al verlo totalmente quemado, tras el incendio de 1994, forman parte de la memoria colectiva.
En el coliseo catalán, situado en pleno centro de Barcelona, anunciaron que sus banderas ondearán a media asta en señal de duelo.
“Era la cantante internacional más solicitada”, dijo el ex director del teatro catalán y director del Teatro Real de Madrid, Joan Matabosch.