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Tal vez Katy Perry ya no sea una teenage pero definitivamente sigue siendo el sueño de muchos. La cantante ofreció un colorido y energético concierto en donde las emociones de sus Katty Cats, como se auto nombraron sus fans, gritaron, bailaron y hasta lloraron a su lado.

Perry cambió su corte de cabello negro por un estilo más andrógino en tonos rubios, mas no su poderío y sus ganas de sorprender.

Y si se sorpresas se trata, con un ojo gigante en constante movimiento proyectado en la pantalla colocada en el escenario, Perry recibió a los más de 22 mil asistentes que se reunieron para verla.

La Arena Ciudad de México recibió a Perry en punto de las 22:08 con una ola de gritos que supo agradecer, al aparecer en medio de una estrella de la que descendió, al abrirse el mismo ojo de par en par e iniciar un viaje por su carrera.

Vestida con una armadura dorada de pies a la cabeza y lentes obscuros, Perry inició la noche interpretando “Witness” al lado de cinco músicos, dos coristas y bailarines que entraban y salían de dos dados gigantes de donde ella subía y bajaba en medio de un gran despliegue de iluminación

“Me tomó 67 shows llegar hasta ustedes. ¿Están listos?”, gritó plantada en medio de la pasarela que la acercó al público colocada desde el escenario antes de continuar con “Dark horse” y cantarla en compañía de ocho bailarinas vestidas con un look futurista que hicieron una bien orquestada coreografía a su lado.

Atrás quedaron los recuerdos de la primera vez que Katheryn Elizabeth Hudson se presentó en la Ciudad de México por primera vez, en noviembre de 2008, y que daban un esbozo de la personalidad de la artista, que iba creciendo en seguidores como la espuma y que en aquella ocasión incluso ofreció un showcase y una firma de autógrafos.

Hoy, con 33 años cumplidos, lució segura y derrochó energía en cada interpretación. Con coloridos trajes y una vasta lista de canciones, logró una vez más enamorar al público mexicano.

La californiana no escatimó en vestuario, bailes, luces de colores y fuegos artificiales de principio a fin.

Al interpretar el tema “Chained to the rhythm”, sus bailarinas portaron televisiones sobre sus cabezas y dos figurines gigantes, manejados por otras dos personas.

Tan sólo unos minutos le tomó para regresar con otro atuendo completamente diferente, al igual que sus bailarinas, quienes ahora se transformaron con un traje rosa con sombreros amarillos y que fueron elevadas en una columna amarilla a la par que cantaba “Teenage dream”.

“Ay Dios mío”, expresó en español, para después decir: “¡Ok! Silencio. Hola, ¿cómo estás? I speak un poquito de spanish. I know: Hola, buenos días, buenas noches, papi chulo... oh, y sé este ¡viva México cabrones! ¿Me enseñarían un par de palabras? ¿Cómo se dice hot?”, a lo que el público respondió con “caliente” acompañado de gritos y aplausos.

Perry hizo lo mismo con la palabra cold y explicó: “Voy a cantar caliente y frío”, refiriéndose a su tema “Hot and cold”, y ahora acompañarse de dos flamingos manejados por dos bailarines, que uniría a un remix con el tema “Last friday night” y continuar con “California gurls”, sorprendiendo al público en compañía del “Left shark”, que se hiciera popular en su presentación del Súper Bowl.

La cantante incluso aceptaría una botella de agua de alguien del público; tomó unos tragos y regresó la botella: “Si te la devuelvo debes prometerme que no me clonarás”, provocando gritos al por mayor y con “Left shark” al piano.

La euforia continuó cuando Perry caminó por el escenario envuelta en la bandera mexicana.

Hombres y mujeres de distintas edades se dieron cita en la Arena Ciudad de México en la primera presentación de dos que ofrece en la Ciudad de México como parte de su Witness tour.

La noche continuó con otros éxitos de sus anteriores discos y en donde los gritos y la emoción de sus seguidores nunca cesaron. Perry demostró así que sigue dispuesta a llevar al público a otros mundos y universos.

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