Roger Waters
continúa causando revuelo durante su estadía en la Ciudad de México. Fans de todas las edades se apostaron a las afueras del hotel Four Seasons, algunos llegaron alrededor de las seis de la mañana con la esperanza de que su ídolo saliera, como lo ha hecho en dos ocasiones esta semana, y recibir un autógrafo, abrazo o foto.
El primero en la fila era Víctor Ávila, un joven de 16 años que dejó su casa en Tlalnepantla, Estado de México, desde la madrugada para llegar a tratar de encontrarse con el cantante. “Llevo años coleccionando discos y un amigo me ofreció The Dark Side of the Moon y desde entonces empecé a escuchar su música” dijo el chico de la Generación Z mientras cargaba un disco de vinilo.
Otro caso fue el de Melanie de 20 años de edad que viajó desde Tlaxcala únicamente para tener la oportunidad de ver así, en la banqueta, al fundador de la banda Pink Floyd , pues no pudo conseguir un boleto para alguno de los tres conciertos en el Palacio de los Deportes.
Por hoy, los seguidores dejaron de lado la escuela y el trabajo, todo para formarse en una fila de poco más de 50 personas. “Las materias se recursan, pero ver a Rogers no”, “Llevamos más de tres horas aquí y ni se siente”, “A mí me gusta porque ninguna canción de Pink Floyd habla de amor y hay muchas así en este mundo”, “Es un artista muy sencillo y el himno Another Brick in the Wall tiene una gran temática, queda con todo lo que está pasando ahorita en la frontera”, comentan mientras esperan a Waters.
A las 14:10 un elemento de su equipo salió a comunicarles a los fans que no habría tal encuentro con ellos. “Hoy no habrá firmas, mañana a las 12 aquí en este punto” fue la indicación. 15 minutos más tarde saldría un apresurado Roger Waters en ropa deportiva con lo que al parecer, eran unas raquetas en la mano, abordó una de las dos camionetas que lo esperaban mientras su equipo obstruía cualquier acercamiento o toma de video o foto que se le pudiera realizar. La fila se dispersó hacia la calle para intentar verlo a través del polarizado, “¡Qué lástima!” expresó con decepción una señora.
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