Las luces se apagarán y todos mirarán al escenario . Ahí, estando por fin nuevamente en un concierto , muchos dejarán fluir ese grito ahogado pensando que, finalmente, los días escuchando música en el sofá habrán terminado.
Por ahora, nadie sabe cómo será ese retorno a los eventos masivos, la incertidumbre por el Covid-19 ha dejado poco espacio para la imaginación, pero muchos pueden intuir que deberá ocurrir en una realidad distinta a la que vivimos antes de la pandemia .
No es fácil creer que este letargo silencioso deje algo positivo, pero las cifras demuestran que, al menos, la pausa global ha servido para dar un pequeño respiro al planeta en cuestión ambiental.
Sin importar lo que digan ante sus seguidores, hasta ahora muchos artistas no habían tomado con seriedad el impacto ambiental que generaban en sus giras.
En 2009, por ejemplo, Bono expresó su sentir respecto al deterioro ambiental: "Mi oración es que seamos mejores en el cuidado de nuestro planeta", dijo. Pero lo hizo poco antes de iniciar su tour llamado 360, que paradójicamente incluía llevar un escenario de 390 de toneladas por todo el planeta.
Ese mismo año, un grupo de expertos de las universidades de Surrey, Arizona, Oxford y Colorado publicaron un estudio llamado "Carbon soundings: greenhouse gas emissions of the UK music industry " , traducido como " Sondeo de carbono: gas de efecto invernadero en Reino Unido en la industria de la música", que arrojó cifras sobre la manera en la que la industria de la música es una de las más contaminantes.
Según sus cálculos, los eventos musicales dejaban una huella contaminante de al menos 5 kg de CO2 por persona para eventos pequeños, 18 kg de CO2 para una arena y 25 kg de CO2 para un festival.
La investigación no culpa a los asistentes, sino que parte de la premisa de que entre más personas acudan a un evento, éste generará una mayor cantidad de recursos contaminantes por conceptos como transporte, energía, basura, mercancía, hospedaje, entre otros.
hizo un estimado mínimo de lo generado por las 100 promotoras de shows más importantes del mundo en 2019; esto incluye a tres empresas mexicanas: Ocesa, Zignia y Apodaca.
En 2019, de acuerdo a datos oficiales, 133 millones 783 mil 828 personas acudieron a los conciertos más importantes del mundo, lo que generó una huella de carbono mínima de 668 millones 919 mil 140 kg de CO2 (si se tomara la estimación más baja del estudio, de 5 kg de CO2 por persona).
Para dar perspectiva, si lo comparamos con la industria de la aviación, esto equivaldría a realizar un millón 599 mil 664 vuelos entre México y Nueva York en un Boeing 747-400, que contamina 90 km de CO2 por hora . O que toda la industria de la aviación hubiera parado durante 10 días en todo el planeta.
Incluso si tomáramos en cuenta sólo a las tres empresas mexicanas más importantes, Ocesa (4 millones 609 mil 770 de asistentes), Zignia (2 millones 313 mil 693) y Apodaca (186 mil 990), juntas generaron como mínimo 7 millones 110 mil 453 kg de CO2.Unos 79 mil vuelos entre México y Nueva York.
Según cálculos de la organización Green touring, una tonelada de CO2 equivale a la concentración de gas de una casa de dos pisos (unos ocho metros de altura). Es decir, los conciertos más importantes anualmente contaminan como mínimo el equivalente a un poblado de 668 mil 919 casas de CO2.
La pandemia por el Covid-19 paró conciertos masivos desde marzo. Si estos no se reanudan en el primer trimestre del 2021, el planeta se habrá ahorrado ya un año de contaminantes.
Pero no sera suficiente, ante este panorama, la propuesta de ambientalistas continúa siendo la misma que han promovido desde hace años: los músicos deben de tomar la batuta.
“Las giras y conciertos cancelados por el Covid-19 tienen un impacto en el planeta similar al de la pausa turística: es a corto plazo. Cuando llegue el momento y los conciertos masivos vuelvan, habrá tanto que poner al día, que será mejor sentarse ahora y desarrollar soluciones ecológicas para el futuro”, recomienda la ambientalista Fine Stammnitz.
Ella es directora de Green Touring, una organización alemana que en 2016 creó una guía para que músicos de todo el mundo aprendan a compensar la huella de carbono .
La iniciativa tomó como referencia lo hecho por Radiohead en 2007, cuando la agrupación estuvo a punto de cancelar toda su gira debido al impacto ambiental que generaba. La banda optó por tomar medidas preventivas para evitar que sus conciertos contaminaran.
La guía que crearon como un proyecto del conservatorio Popakademie Baden-Württemberg, de la ciudad alemana de Mannheim, propone tomar en cuenta distintos puntos, como revisar el itinerario de viaje, consumir productos locales y, en especial, promover la responsabilidad compartida como algo positivo.
“La clave aquí es no comunicar el tema de la protección ambiental de manera negativa, ya que generalmente ya tiene esa connotación en términos de su amenaza”, detalla Stammnitz a EL UNIVERSAL.
La especialista propone monitorear las emisiones reales de gases de efecto invernadero de la industria de la música y reunir a los artistas en un fin común: que sean ellos quienes empujen a un acuerdo sobre estándares globales que incluya la complicidad de seguidores y promotores.
“Si la industria de la música logra dar un buen ejemplo, estimulando e inspirando a sectores cada vez más amplios de la sociedad a cambiar, esto puede, en última instancia, tener un impacto en las políticas y los cambios reales, en el contexto social general”, dice.
De acuerdo a datos del Sistema de Información Cultural, tan sólo en la Ciudad de México se realizan 181 festivales al año, muchos de ellos no tan concurridos, pero otros, como el Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino, Corona Capital y el EDC, reciben hasta 90 mil personas por día, según cifras de sus organizadores.
De hecho, según datos de Pollstar, el Corona Capital, de Ocesa, es el cuarto de más ingresos, 234 millones 260 mil 416 pesos, con 180 mil 92 asistentes.
En febrero pasado, Itzel González, promotora del Vive Latino, también de Ocesa, remarcó a EL UNIVERSAL que este festival ha trabajado con la organización Pronatura desde el 2010 para valorar el impacto ambiental y reponer el daño por huella de carbono.
“Evalúan todo lo que se gasta en el festival como vuelos, camionetas, generadores, escenarios e inclusive caterings. Pronatura nos pide todos los datos, toma medida de todo lo que se está usando y al final nos da nuestra cuenta”, detalló.
En la Ciudad de México, la Ley de Residuos Sólidos ya prohibió las bolsas de plástico a inicios de este año. En 2021, entrará en vigor la negativa de la comercialización, distribución y entrega desechables de uso único, como vasos de plástico, por lo que se prevén cambios en eventos masivos. Pero todavía no hay políticas que emulen a otras partes del mundo.
El festival FME en Quebec, por ejemplo, paga “impuesto ambiental” de 1.50 dólares por persona, con esos fondos adicionales se siembran 1.9 hectáreas de árboles.
Otro ejemplo es el festival Glastonbury, en Inglaterra, que decidió hacer cambios sustanciales luego de críticas severas de los medios y el público en general. Entre las medidas que se tomaron, destacan la creación de un centro de reciclaje, que ocupa la mitad de desechos, procesados por más de mil 300 voluntarios y personal.
Fine Stammnitz reitera que, además de depositar la confianza en los promotores y seguidores, los músicos deben de creer en su factor de cambio.
“Esto tiene ventajas tanto para la creación de imagen como para la divulgación de los propios artistas, así como un mayor impacto en la sociedad, ya que también hay una mayor probabilidad de que sus fans hablen de esto en sus comunidades”, sugiere.
“Claro, las medidas deben corresponder a la personalidad del artista, porque aunque el tema es muy importante, no tendrá el efecto deseado si la comunicación parece artificial o forzada. Sólo se puede lograr una influencia positiva real en los fanáticos a través de la autenticidad”, enfatiza.
Empresas que vendieron más tickets en 2019
01 Live Nation.
La compañía es, por mucho, la más exitosa, vendió 46 millones 661 mil 508 tickets.
02 AEG Presents
está muy por debajo del número uno, con 14millones 844 mil 297 entradas
03 Ocesa
. La compañía mexicana es la tercera en el mundo, con 4 millones 609 mil 770 visitantes en 2019.
Fuente: POLLSTAR
Estimado mínimo de lo que contaminan las 100 promotras más importantes
668 mil 919 TONELADAS DE CO2
es el cálculo global menor de los conciertos más concurridos
7 mil 110 TONELADAS DE CO2
generan por lo menos las tres promotoras mexicanas