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Uno de los inconvenientes de la primera jornada del Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino fue lo poco práctico que resultó la forma de pago para comida y bebida. Largas filas para adquirir las pulseras se registraron en los diversos escenarios.

El costo es de 18 pesos y cada asiente puede recargarle la cantidad de dinero que quiera. El primer problema fue la falta de entrenamiento de quienes cobraban, lo cual hizo que las filas parecieran eternas.

Algunos asistentes pidieron que se les cobrara en efectivo pero no se permite.

Lo único que se podía pagar en efectivo era la cerveza.

El caos creció pasadas las 19:00 horas, cuando la venta de pulseras se terminó en algunos puntos.

Esto despertó la molestia de algunos, quienes hambrientos y sedientos no podían comprar alimentos. Incluso en algunos casos pedían a quienes sí tenían crédito en sus pulseras que les compraran y ellos les daban el efectivo.

Diversidad. Año con año se dice que el Vive Latino y el Corona Capital son para públicos distintos y que no se mezclan; pues bien, este año la primera jornada demostró lo contrario. La idea generalizada es que cada festival tiene su vestimenta para asistir y a veces hasta distinto sector poblacional pero el cartel tan ecléctico del Vive Latino 2018 hizo que no se supiera bien qué festival era.

Aunque la presencia del idioma español fuer la que predominó, fue la propuesta de Morrissey la que hizo que este sábado el público fuera también diverso.

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