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Los Red Hot Chili Peppers no escatimaron en picante y energía; derramaron todo en la primera de dos noches en el Palacio de los Deportes, donde anoche reunieron a 21 mil personas que estaban ansiosas por verlos.

Pero más allá del tiempo que sus fans esperaron para tener la oportunidad de volverlo a escuchar en vivo, el grupo liderado por Anthony Kiedis, en compañía de Flea, Chad Smith y Josh Klinghoffer, ofreció una cátedra musical en la que la energía al cantar, la pasión al tocar sus instrumentos y el amor que despiertan en el público sigue siendo tan palpable como hace tres décadas que incursionaron con su punk funk.

En punto de las 21:17 horas, sus integrantes llegaron al escenario del domo de cobre, sin Kiedis presente, acompañados de los gritos ensordecedores de un público nutrido por hombres y mujeres portando gorras, chamarras y playeras con el nombre del grupo originario de California y donde demostraron cada uno de lo que eran capaces en sus respectivos puestos.

“¡Hola, México!”, fueron las primeras palabras que Kiedis dedicó la noche del martes, luego de interpretar “Around the world”, canción que fue coreada por todos. Sobresalió la energía desbordante de su líder, quien a unas semanas de cumplir 55 años, transmitía adrenalina al público mexicano.

A pocos importó la austera producción visual, la cual fue únicamente complementada por una serie de luces en fila que pendían desde el techo y que subían y bajaban moviéndose como una víbora, así como simular velas volando en el aire, que al mismo tiempo cambiaban de colores y que complementaban con pantallas detrás en las que el público podía a ver a los músicos en diferentes momentos.

Vestido con un pantalón corto negro, playera y gorra negra, Kiedis no dejó de brincar de un lado a otro desde que salió a escena.

Luego de cantar “Snow” y “Scar Tissue”, además de ser complementados por un par de tecladistas con ellos en otros temas como “The adventures of rain”, Flea expresó:

“¡Muchas gracias México! Mucho amor siempre y un gran corazón siempre por ustedes, amamos a México y estamos muy agradecidos de estar aquí. Gracias por tenernos con ustedes durante todos estos años”, exclamó, y fue recibido con gritos y aplausos para después interpretar “Maggie”.

Vendrían otros temas igual de alabados por el público, como “Dark necessities”, “Blood sugar” y “Go robot”. Por momentos cada uno de los músicos cobraría protagonismo con sus instrumentos, así como por los múltiples intentos de Flea por hablar en español, con un marcado acento.

Los solos de su bajista fueron parte del condimento con el que aderezaron un repaso de sus 11 discos que han lanzado a lo largo de su carrera. Pero así como la euforia fue el quinto elemento que los acompañó en escena, hubo una pausa con el afán de recordarle a México que aún en los malos momentos, el grupo siempre tiene a los mexicanos presentes.

Kiedis levantó suspiros cuando se quitó la playera dejando ver su aún tonificado cuerpo marcado por tatuajes e hizo que más de una mujer aplaudiera en sobremanera y que los silbidos le llovieran al por mayor.

Uno de los momentos más aplaudidos fue cuando Flea y Klinghoffer se unieron en un instante al centro del escenario para demostrar el dominio de sus instrumentos y lo bien complementados que sonaban antes de cantar “Californication”.

Klinghoffer también haría uso del micrófono al expresar: “No sé bien qué decir pero gracias México!”.

La noche fue complementada por otros éxitos como “Tell me baby”, “Higher ground”, “Under the bridge”, “By the way” y “Goodbye angels”.

Hacia el final del show, proyectaron imágenes de los rescatistas, así como de Frida, la perrita heroína. “Tenemos para dar amor a México siempre”, dijo Kiedis, provocando aplausos al por mayor y un coro entonado por más de 20 mil voces: “¡México, México!”, con la bandera de fondo.

A la ovación se sumaron los Red Hot, reconociendo la labor de los rescatistas, como una forma de rendir tributo a la ciudad y los estados del país que fueron heridos el mes pasado por los sismos.

Más gritos, euforia y suficiente energía se derrocharon para cerrar una picante noche de música y complicidad con los Red Hot Chili Peppers.

Con “Give it away”, la agrupación californiana dijo adiós al reencuentro con un público que lo esperó durante cuatro años.

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