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La vanidad es moneda corriente en aquellos que se dedican a la artisteada, la cantanda y la farándula. La idea es siempre lucir lo mejor para la camára, ya sea profesional o un sencillo celular.

El salón está particularmente brillante. Hay al menos nueve luces de gran calibre, esas que tienen focos largos y cuya poderosa luz debe hacer lucir perfectos a los protagonistas.

Los fotógrafos tienen una frase que explica que no hay persona fea, sino mal iluminada. Las nueve luces dentro del salón pretenden ser las responsables de que los integrantes del 90’s Pop Tour luzcan lozanos e impecables para las imágenes.

Todos ellos ya pasan de sus 35 y han hecho más de 50 conciertos brincando en el escenario, cantando y bailando con la misma condición física de un veinteañero. Están ahí para hablar de los méritos que han logrado con la gira musical.

Los shows que réunen a OV7, JNS, Litzy, Fey, MDO, El Círculo, entre otros, los llevaron a hacer dos discos, los cuales presumen de seguir vendiendo. Reconocen que no venden igual que en los 90 (cuando un Disco de Oro significaba una 100 mil y ahora son apenas 30 mil), pero para como están las cosas, colocarlos en tiendas es un triufo por sí mismo.

Parte de ese triunfo ha sido gracias a la visión de Ari Borovoy, quien convenció a todos sus compañeros de unirse a su barco. El cantante y empresario parece tener todo el derecho a ser vanidoso, a sentir orgullo por sus méritos.

Sin embargo, su vanidad recibió un pequeño golpe. Su ausencia en la portada del nuevo disco es evidente. “Pero no fue con dolo, fue un error humano”, dice.

En la portada del disco está el espacio vacío que correspondía a su figura, pero la disquera se dió cuenta demasiado tarde de la falla. La sonrisa de Borovoy es más de “resignación” que de molestia; hasta bromea con el incidente. “Será una edición de colección, única e irrepetible”, dice.

A Borovoy le han intentado comparar con el rey Midas, por aquello de que ha sabido hacer un negocio rentable con el talento de aquellos que en los 90 causaron furor.

Él asegura que ese mote le viene grande pero las cifras no mienten: las ventas, los conciertos, los acuerdos con sus colegas. “Estamos con nuestra generación, una generación que está empoderada”.

Y que además no repara en gastos, a la hora de cantar sus recuerdos, ligados a estos intérpretes que no se cansan.

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