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"Carlos Santana quería ser yo", recuerda el guitarrista Javier Bátiz.
"Decía de niño 'yo quiero ser Javier Bátiz'. Pues yo quería ser soldado o sea que no nos ha tocado igual", bromea a unos minutos de ofrecer una pequeña tocada en la Glorieta de Insurgentes de la Ciudad de México esta tarde.
En la charla el músico recuerda cómo en 63 años de carrera ha tocado en todos lados y con humor añade"me faltan unos pero los que me faltan son Dubai" . A sabiendas del compromiso que implica el dedicarse al espectáculo explica que ensaya desde una hasta seis horas él solo.
"La gente está esperando que toque muy suave pues tengo que tocar muy suave", dice.
Y así lo hará en unos minutos.
Con el sol abrasador de la tarde pegando en la Glorieta de Insurgentes y un público que aunque escaso llegó con la idea de entregarse al rock, el llamado "Brujo" ofreció un pequeño concierto.
El escenario instalado en la explanada de Insurgentes apenas llamaba la atención de la gente que pasaba por el lugar, pero quienes habían escuchado la noticia ya se iban instalando alrededor listos para el espectáculo.
Vestido de blanco y haciendo juego con su guitarra y lentes, Bátiz subió para interpretar temas como "El vuelo del ángel", "Sleep walk" y "Si estuvieras aquí" en los que lo acompañaron el bajista Adrián Tranquilino y su esposa y baterista Claudia Madrid.
La tocada tuvo sus tropiezos como el equipo de audio que no era el mejor y por lo que el propio Bátiz tuvo que pedir que ajustaran el sonido de su micrófono pero esto no afectó para que prendiera a los asistentes con sus solos de guitarra y aunque sólo tocó alrededor de una hora no decepcionó a sus fans.
Al final del concierto y tras tocar otros temas como "Caminata con Jesús" y "La montaña" se dedicó a convivir con los fans que ya habían hecho fila para tomarse una foto con el emblemático guitarrista de Tijuana, maestro de Carlos Santana y Brujo con las manos.
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