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Alexander Beja
ha pasado el último año cantando en las calles de Bogotá con un público apresurado que va caminando sin ponerle mucha atención.
Pero en una tarde reciente el músico de 22 años tuvo un escucha inesperado, el cantautor mexicano Mario Domm del dúo pop Camila quien quedó cautivado por la poderosa voz de Beja.
En cuestión de una hora Domm le compró un celular y le ofreció la oportunidad de grabar una nueva canción en México.
"Tiene una bazuca en la boca”, dijo. “Hay que usarlo”.
Este torbellino de eventos que suelen suceder en los sueños de los músicos es especialmente sorprendente para un hombre que pasó tres semanas caminando desde Venezuela para llegar a Bogotá pues era demasiado pobre para incluso comprar un boleto de autobús.
Al igual que los más de 1,4 millones de venezolanos que viven en la vecina Colombia, Beja entró al país de manera ilegal sin un pasaporte.
A pesar de su talento solía sentir el rechazo de los caminantes que lo ignoraban y varias veces lo corrieron de restaurantes en barrios ricos por cantar.
Ahora su futuro está en las manos de las autoridades migratorias de Colombia y México. En Colombia le dieron permiso para permanecer en el país por 30 días mientras resuelve su situación migratoria. Y por ahora espera la respuesta de México con la esperanza de recibir una visa especial para artistas.
Beja dijo que se quiere convertir en un símbolo de esperanza para los venezolanos, quienes continúan llegando en cantidades masivas a medida que persiste la crisis económica en el país.
Aunque muchos se integran rápidamente en nuevos países, muchos más tienen problemas para tener un sueldo decente y enfrentan cada vez más xenofobia.
“Yo llevo en mi voz el canto y el lamento de miles de venezolanos”, dijo Beja.
La suerte de Beja le llegó después de un año particularmente difícil. Arribó a Bogotá después de un cansado viaje que le dejó agujeros en los zapatos. Ahora vive en un diminuto apartamento escasamente amueblado con dos compañeros de piso.
Nunca ha tomado clases de canto, pero soñó por mucho tiempo con una carrera en la música y solía cantar en las calles de Maracay en su país.
“De muy pequeño siempre he sido sonador”, dijo el jueves. “Le tengo fe a todo lo que las personas dicen que no se debe".
Un día de julio Beja estaba cantando "Venezuela”, una canción que le rinde tributo a los paisajes y la gente de esta nación sudamericana.
La periodista radiofónica Carolay Morales había terminado una asignación cuando escuchó la voz de Beja viniendo de un estacionamiento. Tomó su celular y comenzó a grabar. Entonces Domm apareció detrás de ella y comenzó a ver también.
“Es como si el destino nos puso allí”, dijo Morales.
Domm lo felicitó y le preguntó si tenía un celular, pero no tenía. Entonces el músico se ofreció a comprarle uno.
“Tu no me vas a perder”, le dijo.
Desde entonces los dos han estado en contacto cercano mientras arreglan la visa de Beja. Domm incluso le ha escrito a la Secretaría de Relaciones Exteriores de México y el consulado en Colombia con la esperanza de conseguir los papeles que necesita para viajar.
“Es una persona extremadamente talentosa y quisiera darle al oportunidad que hasta este momento parece que la vida no le ha dado”, escribió Domm.
Beja enfrenta una situación similar a la de cientos de miles de venezolanos que dejaron su país. Los pasaportes son difíciles de obtener y caros, por lo que muchos cruzan la frontera sin tener uno.
Aunque Colombia le sigue ofreciendo a los venezolanos una puerta abierta, muchos como Beja tienen problemas para obtener un estatus legal, dejándolos vulnerables a la explotación. Según estadísticas publicadas por las autoridades migratorias colombianas el jueves, 47% de todas las personas llegadas de Venezuela en el país lo hacen sin papeles.
"Están marginados acá en Colombia y Alex es una prueba de ello”, dijo Morales.
Mientras las autoridades migratorias de Colombia prometieron ayudar a Beja regularizar su situación migratoria, también respondían a una nueva amenaza contra los venezolanos en la ciudad de Bucaramanga, donde alguien publicó un panfleto que advertía de una “limpieza” contra ladrones que según el documento son “en general venezolanos”.
Los venezolanos enfrentan intimidación similar en otros países de Latinoamérica donde muchos los acusan de robarse empleos en economías débiles al trabajar por menos dinero.
Pero todas estas preocupaciones parecen desaparecer cuando Beja entona una melodía.
El martes por la tarde cantó a capela en un parque en un barrio rico de Bogotá y lloró al terminar de interpretar "Venezuela".
“Quiero ayudar”, dijo. “Quiero primero sanar la parte más importante de la herida que está sucediendo ahora, que no es física es en el alma”.
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