era pequeño cuando, continuamente, era reportado por su mal comportamiento en la escuela.
El niño se la pasaba tamborileando en bancas o cualquier superficie como si estuviera tocando batería y acompañando a algún cantante.
Pero no era culpa de él. Al fin y al cabo desde muy temprana edad era llevado a los lugares donde su padre y abuelo, Jorge “Coque” Muñiz y Marco Antonio Muñiz , respectivamente, se presentaban.
"Yo no me iba al kinder sino llevaba un micrófono que me regalaron un día. En la escuela decían que hacía mucho ruido y en casa me llamaban la atención", cuenta divertido.
Ahora a sus 28 años Axel sigue los pasos de la sangre Muñiz y mañana lanza digitalmente "Pasaporte", su segundo disco, cuyas canciones fueron escritas en los meses pandémicos.
Nunca pensó quitarse el apellido como algunos intérpretes de su generación lo han hecho para labrar su camino. Estudió ingeniería y producción musical para llegar preparado más allá de las cuerdas vocales.
"Desde pequeño me llamó la atención la música y mi papá y abuelo siempre me dieron la mano. Mi papá decía que si quería dedicarme a esto había que prepararme y echarle ganas; no hay un camino igual para llegar, cada quien tiene uno distinto”, expresa.
"Pasaporte" fue una terapia para los meses de confinamiento, dice. Cuando tenía deseos de salir, aunque supiera no se podía, la composición auxiliaba.
Y la diferencia con el primer trabajo fue mucha, pues tenía el tiempo de escribir sin la premura de tiempos.
"El disco es un viaje dentro de lo que estaba sintiendo, hay canciones para sufrir, pasarla bien. A veces por la pandemia venía el bajón de energía y esto ayudaba", expresa.
Para 2022 Axel espera promover el álbum de manera presencial.
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