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André Rieu
ofreció un concierto de celebración este martes en el Auditorio Nacional. Celebró veinte años de visitas a México con su orquesta y treinta años de haber apostado por este formato de hacer de las piezas música clásica una opción diferente.
Los originarios de Holanda iniciaron puntualmente, a las ocho y media, su presentación en el Coloso de Reforma y después de la primera pieza, "Seventy six trombones", saludó a los allí reunidos y dio la bienvenida a su traductora, Atala Sarmiento.
“La música une a la gente de donde sea, esta noche todos nosotros tenemos un solo propósito, disfrutar la música” decía cuando varios desafortunados entraron al Auditorio apresuradamente buscando sus lugares.
“Están tarde, nosotros somos de Holanda y estamos puntuales” dijo André viéndolos acomodarse con más prisa, y luego siguió.
“Hoy hace treinta años tuvimos nuestro primer ensayo con la orquesta Johan Strauss, es fantástico que podamos celebrarlo con ustedes en la ciudad de México. Nunca olvidaré el primer ensayo de hace treinta ya años, no teníamos dinero para rentar un estudio para ensayar, fui a la escuela de mis hijos que tenían seis años en ese tiempo y pedí permiso para ensayar ahí, me dijeron que sí, lo que no me dijeron es que apagaron la calefacción y era mitad del invierno. Mi esposa e hijos vinieron con sopita caliente y nos pudimos calentar y así empezó todo”.
En cada ejecución el público ponía atención a lo que ocurría en el escenario a través de las pantallas o forzando la vista, pues entre todo aquello serio y complicado alguien hacía una mueca, un sonido con la boca y hasta se soltaban algunos golpecitos con humor.
Antes de interpretar "Schlittschuhläufer", un vals de Holanda, André explicó que es un tema que tuvo origen en los crudos inviernos de su país, con temperaturas extremas que nada tienen que ver con México pero en los que la gente aprovecha para patinar.
A lo largo de la noche tuvo varios invitados que se sumaban al escenario llenó de mujeres con vestidos pomposos de fiesta y sosteniendo instrumentos musicales y de hombres con trajes de gala. Uno de los momentos más aplaudidos fue cuando aparecieron las chinas Ling Shao Y Li Ji, quienes lo acompañan en este gira, pues a Rieu siempre le gusta sumar a alguien de los países que visita a su formato.
“Estuvimos en China y conocimos a dos sopranos fantásticas, no pude elegir y les dije a las dos que los acompañarán a México. Les pedí que si cantaban una canción de china y cuando la cantaron yo tenía lágrimas en los ojos, su voz cambió, era más china”, platicó.
Las soprano cantaron "Shangai Than", una pieza que habla acerca de un río milenario en China en torno al que fluyen emociones, alegría, tristeza, rabia y odio.
Luego del intermedio el concierto tuvo un tinte más mexicano con piezas como Cielito Lindo y lo que uno cree que no pasa con la música clásica, pasó. Cuando llegó el turno de El Danubio Azul, la gente se puso a bailar en el lugar haciendo del Auditorio un salón de baile.
En toda la noche André reiteró su cariño por México, esta tierra que lo recibe cada año con cariño y aplausos.
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