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no necesita cantar ritmos urbanos o rock para ser un auténtico rockstar, lo único que requiere el también hijo de Vicente, es un traje de mariachi, su voz y claro, la galanura que miles de fanáticas le externan cada que se planta en un escenario.
Para la mayoría de las mujeres que se alistaron este viernes en el Auditorio Nacional, Alejandro representa muy bien aquel dicho de “que entre más grande, se pone mejor”, al menos eso era lo que se escuchaban entre las butacas del recinto, entre las amigas, las hermanas o las conocidas que juntas llegar para escuchar, pero también para deleitarse la pupila con su ídolo.
Desde que "El Potrillo" salió al escenario, alrededor de las 20:30 horas, los gritos, silbidos, piropos y dedicatorias subidas de tono, no cesaron, esa noche, Alex era el novio, marido y amante de todas la ahi presentes y él se dejaba querer, sonreía, coqueteaba y se dejaba querer por ellas, se sabe deseado y él lo acepta.
Como fiel admirador de las mujeres, Fernández dejó muy en claro que a ellas no se les debe maltratar, mucho menos violentar por ello rechazó cualquier conducta agresiva hacia ellas ya que dijo “el amor y los besos deben ser la única agresión que puede existir hacia las mujeres”.
El motivo que llevó al cantante al Coloso de Reforma fue el único de su gira por su disco “Hecho en México” titulo que no pudo haber sido mejor ya que durante las dos horas que duró su show todo fue un recorrido por sus temas más emblemáticos, aquellos que lo han posicionado como uno de los intérpretes de ranchero más importantes de las últimas décadas.
Alejandro no llegó sólo al entarimado, lo hizo en compañía de un ejército de mariachis, once en total, todos ellos vestidos impecablemente con el traje típico y a la orden de su líder, quien inició con el tema “Sin tantita pena”.
A este se le sumaron otros clásicos de su carrera como “Es la mujer”, “Estos celos” y “Me hace tanto bien” que fueron coreadas poras más de diez mil almas que ahí se aglomeraron.
Fernández no perdió momento para compartir con su público el por qué del nombre de su nuevo disco.
“Este disco suena a México, a esta nación que todos amamos. Quisiera inspirarnos con esta música y que dejemos de lado las diferencias y discordias que sólo nos separan como nación”, dijo.
Las palabras del cantante iban acompañadas de mucho sentimiento y eso se notaba en el tono de voz, su público lo sabía, sabía que su ídolo se estaba abriendo y ellos no pudieron más que aplaudir y externarle su amor, un amor que fue correspondido por Fernández con canciones como “Nuestro gran secreto”, “Hoy tengo ganas de ti”, “Si tú supieras”, “Qué voy a hacer con mi amor” y “Qué lástima”.
Durante la velada el Portillo recordó a uno de sus ídolos Joan Sebastian, de quien interpretó el tema “Eso y más”.
Los temas no paraban, uno más emotivo que el anterior y todos de igual manera eran cantándose, tarareados o coreados por los fanáticos quienes se deleitaron con canciones como “Niña amada mía”, “Te voy a perder” y “Te olvide”.
No sería un concierto de Alejandro sin que hubiera interpretado “Canta corazón”, “Caballero” y “Mátalas”.
Antes de despedirse, Alejandro recordó a los grandes del cine de oro mexicano cuando cantó “Nube viajera”, al tiempo que al fino del escenario pasaban fotos de actores como María Félix, Silvia Pinal, Katy Jurado y Marga López.
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