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Que Jared Leto luzca como la imagen occidental de Jesucristo parece una broma gastada. Sin embargo, lo que el artista logra desde el escenario con sus fans parece de culto.
De túnica y vestir blanco, barba larga, cabello largo y, el toque rocker, con gafas negras y guantes brillantes, el músico apareció en la tarima de la Arena Ciudad de México, lugar en el que se dieron cita 11 mil 176 personas según organizadores del show.
En una visión casi etérea, Leto y su banda, 30 Seconds to Mars, convencieron a los presentes de olvidar el retraso y que las 21:50 horas era el momento perfecto para su llegada.
Bastó con que la batería se hiciera sonar y que el hollywoodense empezara a cantar y brincotear por todas partes para que sus seguidores estuvieran hipnotizados.
Les hizo levantar las manos a una sola orden y los coros, casi celestiales, empezaron.
“¡Hola! ¡Hola a todos los que están aquí! ¿Ven esta cámara? Estamos grabando un video. Quiero ver a personas sobre los hombros de alguien más. Entre más locos estén, más locos nos vamos a poner”, dijo el también actor de 46 años.
La agrupación, que está por cumplir 20 años desde su primer disco de estudio, dedicó la noche a hacer música, mientras el viaje incluía entrar al hechizo de las luces de colores.
Una pantalla grande, pelotas gigantes y tres personas en la escena fueron suficientes para que el público coreara canciones como “Monolith”, “Up in the air” y “Kings and queens”, entre otras.
“Voy a quitarme mis lentes. ¿Hay alguien que quiera bailar esta noche? ¡Vengan a este escenario a bailar!”, dijo antes de subir a unos fans al escenario y ponerse una máscara de lucha libre mexicana.
El concierto también incluyó canciones como “Love is madness”, “Hail to the Victor”, “City of angels” y “Rescueme”.