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Sólo con su guitarra roja y el inconfundible riff de “Miedo”, éxito de Caifanes que cumple 30 años, Saúl Hernández arribó anoche a las 21:20 horas, iniciando el ritual musical más masivo y sentido que la banda pudo ofrecer.
Mientras resonaban las primeras líneas de “Miedo es lo que debe tener el cielo”, la gente aún se miraba entre sí, sorprendida por una aparición tan repentina, incluso cuando ni siquiera las luces del Estadio GNP se habían apagado, ni ellos habían tomado sus lugares.
Esa espontaneidad, como si no hubiera planificación previa, marcó la velada de la emblemática banda de rock mexicano, logrando que todos olvidaran que ya han pasado 20 años desde su último material: jóvenes, niños, adultos y familias enteras cantaron junto a Saúl olvidando el tiempo.
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Después de este primer tema, con las luces finalmente apagadas, la euforia estalló. La emoción creció aún más cuando el sax sonó, a pesar de que el resto de la banda aún no se aparecía.
En ese instante, el público tomó el protagonismo, y justo cuando el viento comenzó a intensificarse, anunciando la lluvia, la banda arrancó con el tema que lleva su nombre. “Viento”, la segunda canción de la noche, hizo que la multitud disfrutara sin reservas.
Ritual por las mujeres
Saúl elevó entonces el ritual, dedicándolo a las mujeres fallecidas, acompañado por Vivir Quintana con el tema “Canción sin miedo”, lo que provocó silencios, algunas lágrimas y gargantas cerradas.
“Todo puede pasar esta noche, pero evitemos lo que está pasando en este país con los feminicidios. Tenemos un Estado que sigue haciéndose pendejo con una solución para ellas. Esta noche nos acompaña Vivir Quintana para cantarle a todas las mujeres que han hecho una lucha espectacular”, dijo el cantante.
A su poderoso discurso le siguió el reclamo de Quintana: “Ni una más, ni una menos, por todas las que están y todas las que nos faltan”, agregó la cantante antes de que el show continuara con “Inés”, una canción basada en la historia real de una chica que cometió suicidio.
Ahí, Saúl también ofreció un discurso para visibilizar esta problemática: “Un porcentaje de suicidios se presentan en los jóvenes. Está cabrón que no se hable de eso, que no haya empatía y comprensión. A veces vivimos circunstancias en una sociedad como la nuestra, donde se pierde todo. Hablando nos ayudamos, nos comprendemos; hay que ser más solidarios”, expresó.
Aunque Caifanes se presenta al menos una vez al año con sólo dos de sus miembros fundadores, Alfonso André y Saúl Hernández, esta noche lograron convocar a 65 mil personas, como en los mejores tiempos de la banda.
Saúl continuó incrédulo; aunque ya había pasado más de la mitad del show, su rostro aún se notaba desencajado. Por el contrario, miraba conmovido, casi hasta las lágrimas, viendo y sintiendo el aliento de sus seguidores.
El espectáculos tuvo de todo, incluso una mística. Mientras interpretaban “Los dioses ocultos”, parecía que fuerzas superiores se aliaban con Caifanes. La lluvia que había amenazado fue ahuyentada por la mística de los asistentes: el aguacero nunca se presentó y sólo quedó en una leve brisa.