aridiana.banos@eluniversal.com.mx
Cada que Luly Garza sale al escenario a dar vida a la madre del mesías, sabe que vendrán momentos intensos y de mucho dolor, pero aún así cada miércoles enfrenta el reto de interpretarla y entregar al público una historia que sea entrañable.
“Le tengo mucho miedo a El testamento de María porque intento interpretarlo de manera honesta, es decir, que lo que me sucede durante la obra es de verdad. Hay mucho miedo, culpa, coraje, impotencia y un montón de sentimientos fuertes”.
Luly estrenó en 2016 esta obra que habla de la historia de Jesús a través de los ojos de su madre; el montaje estaba planeado inicialmente para 30 funciones, pero hoy tiene más de 120 representaciones y está en su tercer año en cartelera.
“Durante este tiempo ha sido un gran ejercicio para encontrar mis facultades en la actuación. Es un gran texto que trata sobre las cosas más importantes, sobre lo que hacemos los seres humanos en el mundo, entonces yo no puedo dejar de hacer este ritual todas las semanas, donde vuelvo a cuestionarme a mí misma ¿qué estoy haciendo aquí?”
Si hay algo que le gustó a Luly del texto escrito por el irlandés Colm Tóibín, es la manera como retrata a María: como una mujer terrenal con muchos defectos, dejándo a un lado el aspecto divino con el que se le relaciona. “Es sólo una madre ignorante, supersticiosa, que tiene poco poder sobre lo que su hijo decide hacer en su vida, que está muy preocupada porque él se está metiendo con un movimiento político”.
La historia es narrada en pasado, porque cuenta lo sucedido con Jesucristo años después de su muerte, cuando ve que los apóstoles no escriben las cosas exactamente como pasaron, así que da su versión de pasajes como la muerte de Lázaro, las bodas de Caná y la crucifixión.
La actriz compartió que antes de involucrarse en este proyecto, ella se definía como atea, pero cada que ofrece una función ese concepto va perdiendo fuerza en su forma de pensar.
“A mí me gustaría mucho creer, nunca he hecho nada para quitarle la fe a otro, porque envidio la fe, pero ya no me siento atea, entre más hago a María más me pregunto qué es eso que mueve los hilos del mundo y si los seres humanos lo merecemos”.
También se ha dado cuenta que es una historia muy vigente, porque hay situaciones como intolerancia y la injusticia que siguen estando presentes en el día a día, por lo cual considera necesario seguir llevando a donde pueda esta obra y su mensaje.
Luly tiene los derechos de El testamento de María para un año más y por el momento ofrecerá funciones hasta el 26 de junio en la Sala Novo, en el Teatro La Capilla.