La mañana de este último día del 2023, trascendió el lamentable fallecimiento de la primera actriz Ana Ofelia Murguía, a los 90 años de edad.

La noticia fue dada a conocer por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de sus redes sociales, y aunque no se revelaron las causas de la muerte, sí reconocieron la trayectoria de la actriz además de destacar el vacío que deja en el medio del espectáculo y la cultura.

"Con profunda tristeza lamentamos el sensible deceso de la primera actriz Ana Ofelia Murguía. Cuya trayectoria artística fue vital para las artes escénicas de México. Enviamos condolencias y abrazamos con cariño a su familia y amigos", escribieron en un breve comunicado.


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Murguía llegó “tarde” a la actuación. Tendría 20 años cuando un exnovio la llevó a la capilla de Salvador Novo y vio la puesta en escena “A ocho columnas”, que la hipnotizó.

Entonces su vida personal no era buena, pues sus padres estaban separados y además siempre habían dicho que aparecer en cine o tv, era algo para personas un poco raras. Así que, aprovechando eso, ingresó a la escuela de actuación y dos años después debutó profesionalmente en el Palacio de Bellas Artes con Pruebas de fuego, una versión de Las brujas de Salem.

“Mis papás comenzaron a ver lo que hacía y se dieron cuenta que no iba a prostituirme (risas) porque era una mujer pública”, dijo en su momento a EL UNIVERSAL, recordando esas primeras jornadas sobre un escenario.

Hoy, Ana Ofelia partió de este mundo. En los últimos 15 años había sido integrante de la Compañía Nacional de Teatro y apenas en 2023 recibió la medalla Cátedra Ingmar Bergman a su trayectoria.

“He pasado por épocas en donde pienso de qué ha servido todo, si uno le echa los kilos, se trabaja lo mejor que se puede y luego no hay respuesta (del público), durando muy poco en el teatro donde hay pocas funciones”, dijo en esa ocasión.

“Pero cuando uno se siente desanimado, queriendo tirar todo por la boda, lo que nos detiene es la pasión que tenemos. Yo amo actuar”, agregó.

Sus primeras apariciones en cine fueron a inicios de los 70 con las cintas “Para servir a usted”, con Enrique Rambal y “El águila descalza”, de Alfonso Arau.

Estuvo nominada en 17 ocasiones al premio Ariel, que otorga la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, ganando en tres ocasiones (“Cadena perpetua”, “Los motivos de Luz” y “La reina de la noche”) a la par del de Oro por su trayectoria.

En 1976, cuando filmó “El apando”, no pudo ocultar ante todos la pena que sentía por ver desnuda y con las piernas abiertas a María Rojo.

En dicha escena se presentaba a Ana Ofelia  como una carcelera lesbiana que abusaba de las mujeres visitantes a una prisión mexicana.

“Me pusieron el uniforme de policía que estaba ya lustroso y como sudado. El personaje era desagradable, yo tenía pudor; me lavaba las manos, volteaba a ver a María (Rojo), que era como mi hermanita y a pesar de que sabía que iba a estar desnuda, al verla así, me dio cosa”, recuerda.

Años después (1994) le tocaría un pequeño regaño por parte del realizador Arturo Ripstein, mientras filmaba "La reina de la noche".

Se rodaba un plano secuencia (de varios minutos, sin corte de cámara), donde abofeteaba a Patricia Reyes Spíndola y no podía recordar sus líneas. A la tercera, el director le reclamó. “¿no eres actriz?’. Y por fin salió la toma.

Su filmografía comprende, entre otros títulos, “La viuda negra”, “Las buenas hierbas”, “El viaje de la Nona” y “Párpados azules”. La tv nunca le gustó, pero sabía que de ahí podía tener su “guardadito” económico para luego hacer algo que le fascinara. Para la pantalla chica estuvo en producciones como “Mientras haya vida” y “La hija del jardinero”.

“La actuación no me parece una carrera difícil, no es que no lo sea; creo que cualquier trabajo requiere de mucha atención y uno necesita hacerlo lo mejor que pueda, aunque eso no significa que va a quedar bien”, dijo en una entrevista.

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