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“Hay algo en el clóset” es quizá la frase que muchos adultos no quisieran escuchar por parte de un niño, en la oscuridad.
Pero qué pasa si esa afirmación viene acompañada de dibujos donde está Mormo, un ente al que presuntamente le gusta jugar con niños pero cuando se cansa, acaba con ellos.
“Es descubrir que en la casa hay una entidad demoniaca a la que le gustan las cosas infantiles y hay que superar los miedos”, dice Adrián García Bogliano.
El director argentino es viejo conocido del género del terror, en su filmografía se encuentran Ahí va el diablo, Penumbra y The ABC of death, antología que reunió a más de 20 realizadores del orbe, especializados en hacer brincar a la gente desde su butaca.
Ahora estrena "Juega conmigo" bajo la producción de Lemonster, sello de Billy y Fernando Rovzar, quienes en 2007 lanzaron Kilómetro 31.
“Sofía, una chica de provincia, llega a trabajar a la casa de una familia con niños problemáticos a los que debe cuidar, es insegura y no sabe bien cómo manejar todo, menos la noche en que ve que hay un ser ajeno en la casa”, menciona García Bogliano.
Liz Dieppa, Emilio Beltrán Ulrich y Valery Sais estuvieron ocupando una residencia de Lomas de Chapultepec en la Ciudad de México para darle vida a la historia de horror escrita por Adriana Pelusi (Control Z y Rosario Tijeras 2).
García Bogliano sabe que las cintas de género para el público infantil tiene que ver con los traumas que los niños experimentan. Y que cuando se es padre, hay temores relacionados con el bienestar de los hijos y que a éstos, jamás les pase nada. “Lo traemos todos adentro, es parte de nuestro ADN”, reflexiona el cineasta.
“Para la casa estuvimos un rato buscando, lo que nos terminó por convencer de la que usamos fue que tenía una casa de muñecas atrás, eso no lo tenía el guión original, pero al descubrirla se modifica la historia y da un plus para jugar con ella”.
"Juega conmigo" forma parte de un proyecto de tres películas de Lemonster, donde García Bogliano intervino como productor: El amarre, con Sofía Espinosa y Vadhir Derbez, y Animales humanos, de Lex Ortega.
“El género del terror permite preguntarte cosas complicadas; los miedos no son racionales y todos tenemos”, considera.