Con un ciclo que abarca casi la totalidad de octubre, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood dedica su sala de proyección Ted Mann Theatre a "Maleficarum: resucitando el cine de terror mexicano del siglo XX".
 
La presencia de las actrices Rosita Arenas, Blanca Guerra y la hija de Isela Vega completa el homenaje a un tipo de cine que no ha recibido en México un reconocimiento igual por su factura y trascendencia, salvo algunos casos.
 
Distribuido en funciones dobles que suman 20 y que poseen el sabor de la nostalgia a la cine permanencia voluntaria, la imaginaria del cine B, así como a las proyecciones de media noche, películas como "El vampiro" (1936) con Germán Robles, "El espejo de la bruja" (1960) con Rosita Arenas, "El mundo de los muertos" (1970) con El Santo, "La nave de los monstruos" (1960) con Ana Bertha Lepe y "Veneno para las hadas" (1984) con Ana Patricia Rojo, son algunos de los filmes de espanto que fueron inauguradas con la proyección de "Cronos", de Guillermo del Toro, participante de la Semana de la Crítica de Cannes.
 
“Hay un cliché que ha seguido al género del cine de terror mexicano, al que se le cree que era meramente de luchadores o le gustaba echar sermones. Y aunque sí es uno de los aspectos de los temas de estas películas, creo que este tipo de género en mi país es muy amplio y complejo. Una de las ideas de este programa Maleficarum es traer de vuelta al cine que habla de las brujas, los espectros, diablillos, también queremos recodarle al mundo que en México no nos da pena mezclar géneros; por ejemplo: ‘La nave de los monstruos’ que combina ciencia ficción, con horror y elementos del western. Es una mera estravaganza. Por otro lado, tenemos algo como ‘El espejo de la bruja’ que es horror gótico y oscuro, explorando temas como el de los hombres que le tienen miedo a las mujeres porque no pueden lidiar con sus propias emociones”, confiesa a EL UNIVERSAL, Abraham Castillo Flores, programador invitado por el Museo de la Academia.

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PELÍCULAS
de las décadas de los 50 a los 90 se proyectarán en el festival.

 
Castillo Flores, quien también tiene a su cargo la programación del festival de horror en la ciudad de México, Morbido Fest, está asistiendo a varias de las funciones que ayudó a programar, basándose en el catálogo disponible por Fundación Televisa-Univision, así como la colección de la Filmoteca de la UNAM y otras instituciones como Alameda Films, Imcine y TV Azteca, que proveyeron las películas en formato digital.
 
“Muchas de estas películas fueron de bajo presupuesto; pero eso no detuvo a sus creadores a concebirlas con una imaginación grande. Nunca dejaron de ser ellos mismos como artistas del horror. Ellos hicieron todo lo posible para darnos sus monstruos en la pantalla. Estas películas trajeron y descubrieron a nuevos públicos que el cine mexicano necesitaba en su momento para llenar los palacios de cine, en épocas donde la llamada época de oro del cine nacional estaba de salida o ya había desaparecido.
 
“Para ‘Maleficarum’, me encanta haber podido ayudar a que una película como ‘El barón del terror’ (1961) con Abel Salazar se pueda ver tras mucho tiempo de haber estado guardada. ¿Sabías que el virtuoso Frank Zappa compuso una canción ('Debra Kadabra') en su honor?”, explica Castillo Flores con la misma energía que ha estado imprimiendo en cada presentación a los asistentes al Museo de la Academia que han venido a su festival desde el inicio el 6 de octubre.
 
Orgulloso también de la proyección de presentar dos cintas de Carlos Enrique Taboada, al que Castillo Flores se refiere como “El duque del terror mexicano”, su "Veneno para las hadas" y "Hasta el viento tiene miedo", se suman a las cintas de Salazar, quien trascendió su oficio de actor para producir casi una decena de clásicos del horror, como "El vampiro", "El espejo de la bruja" y "El barón del terror".
 
“Trajimos a Rosita Arenas a la presentación de ‘El espejo de la bruja’ y ‘La maldición de la llorona’; ella estuvo casada con Abel, quien resultó ser visionario y pionero del cine de horror. De hecho, se conocieron en la primera película y luego fueron colaboradores al momento de que hicieron su familia y tuvieron sus dos hijas. Es un honor tenerla en el Museo de la Academia, al que agradezco tener la vocación de resucitar con nosotros este cine que merece ser visto por las generaciones latinas en Estados Unidos. Muchos coincidiremos en que los monstruos del cine mexicano, aun cuando no son embajadores oficiales, sí son embajadores culturales. Es imposible deshacerse de ellos, una vez que los has visto caminar la pantalla”, resume el historiador, quien invita a encontrar metáforas y analogías de los temas de política, religión y tabúes, dentro de las criaturas de estas películas que cineastas como Chano Urueta, Fernand Méndez, Rafael Baledón y Servando Gonzáles fueron parte.
 
En los siguientes días, la ganadora del Ariel, Blanca Guerra, compartirá anécdotas de su "Santa sangre" (1989) que actuara para el realizador chileno Alejandro Jodorowsky, mientras que la hija de Isela Vega será parte de la presentación de "Las amantes del señor de la noche" (1983).
 
“La gente olvida que en ‘Las amantes del señor de la noche’ fue la primera vez que una mujer dirigió una cinta de horror de estas proporciones. Aunque se estrenó a inicios de los 80 en que la calidad de la industria no era lo idea, la cinta merece verse otra vez. Estoy muy emocionado, porque Isela además de dirigir, actuó y co-escribió. Fue gracias a los Estudios Churubusco y el Archivo de la Filmoteca de la Academia que pudimos conseguir esta copia”, remata Castillo Flores sobre el ciclo que culmina el 27 de octubre en vísperas de Halloween y el

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