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Desde afuera, podría parecer el lienzo de una escena de película durante una velada romántica y de fiesta.
Mon Laferte usó varios movimientos histriónicos para que todos los entendieran. Ejecutó pasos medidos para subir a la pequeña tarima donde estaban sus siete músicos vestidos de traje oscuro y zapatos claros, pero también, si se colocaba de espaldas a las butacas, hacía que sus caderas remarcaran el movimiento.
Como fondo, el escarlata de cortinas que caen hasta el suelo, a excepción de dos amarradas. Y varias veces previas, se sentaba en los escalones con las piernas cruzadas o estiradas, mirando continuamente al suelo mientras interpretaba.
“Buenas noches, ¿cómo están?”, dijo durante su primer diálogo con el público asistente al Auditorio Nacional, la noche del miércoles.
“¡Sé lo que cuesta comprar un boleto y la mercancía oficial y pirata! ¡Gracias por estar aquí!”, agregó.
Mon Laferte dominó el escenario no sólo como cantante, sino convenciendo al público de que ella está al pendiente de quienes la han elevado a vender más de medio millón de álbumes y ser nominada al Grammy.
Así que presentó “Bonita” como una canción que le pidieron a través de redes sociales. Y el “¡ah”! del público asistente, fue la respuesta.
“¡Si se me olvida la letra me ayudan a cantarla!”, pidió.
La sorpresa fue cuando subió al primer piso del inmueble y en medio de fans que sacan el celular, interpretó “Cielito de abril”. Eso sí, sin equipo de seguridad, pues el de producción se los impidió aduciendo que ellos podían controlarlos.
Si el público ya estaba emocionado desde que con “Ronroneo”, la sudamericana acabó en el piso, el grito se prolongó al aparecer como invitada Natalia Lafourcade para interpretar “La trenza”, canción inspirada en la abuela de Mon, quien tocó con guitarra acústica.
“Esta letra significa mucho para mí”, advirtió la cantante.
Laferte bailó, saltó y se divirtió con sus músicos, quienes le seguían los pasos, hasta que ella misma, cansada, lanzó un pequeña broma.
“¡Basta de desmadre, este es un concierto serio!”, exclamó.
Antes que ser conocida en México como cantante, en 2007 arribó a salas la cinta andina Rojo, que protagonizaba la hoy artista internacional.
“Ella llegará a espacios que nadie se imagina”, decía el director Nicolás Acuña en plena promoción del filme, una comedia musical basada en el programa de buscatalentos donde inició Laferte.
Y tuvo razón. La velada de casi dos horas, incluyendo “Antes de ti”, “Cristal”, “Funeral” y “Por qué me fui a enamorar de ti”, lo respaldó.