Riviera Nayarit.— Rodeada por las aguas del Pacífico, a la actriz Blanca Guerra se le percibe plenamente en libertad.
Y es lógico, para empezar, tiene la seguridad de ser un referente en la actuación contemporánea en México, con casi 50 años de trayectoria. Pero además, ella presume de haber logrado sortear el mal que aqueja a millones de personas hoy en día: las redes sociales.
“Sí me presto a temas superfluos, porque no siempre tienes que estar en la intensidad”, reconoce en entrevista con EL UNIVERSAL.
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“Pero los memes no me gustan, cero redes sociales, no las sé manejar. Sé que funcionan para promociones y otras cosas. Sé que hay gente que gana dinero con eso, pero yo no. Yo gano mi dinero de otra manera, trabajo distinto”.
Guerra hace honor a su apellido, siendo una mujer aguerrida desde joven, cuando decidió dejar sus estudios de odontología para dedicarse a la actuación.
Es algo que quiere transmitir a los que inician, que no se dejen guiar por las tendencias, sino que exploren desde lo que les apasiona.
“Que se apasionen y se dediquen a lo que más les guste en la vida, que luchen por ello y que peleen para mejorar las condiciones como han habido otras generaciones que sí lo hemos hecho”.
La actriz de 71 años está inmersa en su nueva telenovela Marea de pasiones, que se estrenará el 4 de marzo a las 21:30 horas por Las Estrellas. Lo que suma más de 100 proyectos en su extensa carrera.
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¿Cómo fue que decidió dejar la odontología?
La dejé porque no me interesaba a la mera hora; iba porque mis amigas estaban ahí. No quería quedarme sola después de la prepa, sin mis amigas, pero luego vi que no.
Luego quería estudiar medicina porque siempre estuve rodeada de gente de hospitales; mi mamá trabajaba ahí, pero finalmente lo que hago tiene que ver con la medicina espiritual, con la nutrición del alma y del intelecto, entonces, de alguna manera, es curativo.
¿En esa época de estudiante qué dificultades sorteó?
Como tuve promedio para entrar automáticamente en la UNAM, no tuve dificultad para eso. Pero sí me propuse nunca ser mediocre en mi quehacer, tuve ese compromiso.
Después de Filosofía y Letras, en la carrera de Literatura Dramática y Teatro, me canalizé en el Centro Universitario de Teatro de la UNAM. Gozaba mucho, lo disfruté enormemente, fui la más feliz.
Haciendo referencia a la telenovela Abismo de pasión, ¿ha sentido un abismo en su vida?
No, eh. He tenido momentos de frustración, sí; momentos de fracaso también, pero nada que me estanque y que me quede ahí paralizada, que no salga adelante y que no aprenda lo que se me presenta.
¿Cómo se sale adelante?
Con inteligencia, con temple, y con ayuda de los demás, también. Tomo terapia, sí, porque hay de pronto cosas que de pronto me rebasan. Voy con mi terapeuta, salgo de ahí y ya no lo vuelvo a ver hasta nueva cuenta, que me vuelve a pasar.
Es muy a gusto tener un terapeuta que esté dispuesto a escucharte y tener la confianza de hablar de todo. Además, yo medito; hago meditación trascendental desde hace 25 años. Lo recomiendo mucho porque poner en pausa tu mente, en reposo y en silencio es muy bueno.
¿Qué hace en su tiempo libre?
Me gusta ser libre y hacer lo que me dé la gana, hacer mi clase de danza de toda la vida, una hora diaria. Me gusta viajar, leer, ir a mis ensayos, cuando tengo. Mi hobby es el ejercicio porque es una disciplina que no hay que quitarse nunca y menos cuando estás en un proceso de adulto mayor. Es importante moverse, que sigas siendo autosuficiente, y eso a mí me parece que importante, teniendo tiempo libre o no.
¿De dónde saca esa motivación y esas energías?
De mí misma, porque amo la vida y no me quiero quedar con asignaturas pendientes; cada vez me falta menos de vida. No es lo mismo cuando tienes tus objetivos a tus 30 años, que dices: “Eso lo hago después”. No, aquí el presente vivirlo y los planes llevarlos a cabo porque ya no hay otra oportunidad.
¿Le da miedo la muerte?
No, yo, como al gran filósofo Epicuro, al que le preguntaron lo mismo: “¿Tiene miedo a la muerte?” Y dijo: “Pues no, porque cuando yo estoy, ella no está y cuando esté ella, yo ya no voy a estar”. Eso es algo que no hay de otra; uno viene aquí a morir y, en ese ínterin, a ser feliz y hacer lo que tu necesidad te dé.
¿Cómo le gustaría a usted ser recordada?
Recordada, nada más, simple y llanamente que muchas personas se hayan quedado con algunas cosas de los personajes que yo he desempeñado, que se hayan conmovido con ellos y, si alguna vez en la Cineteca, una vez que yo muera, hacen una semana de cine mexicano de Blanca Guerra, que todo el mundo vaya y estén las salas llenas de gente interesada en ver mis cosas.
¿Qué opina del cine mexicano?
Yo veo cine mexicano y algunas cosas me sorprenden muchísimo para bien, otras no, pero hay cosas importantes. Yo siempre he sugerido que cuando vayan al cine vean y compren primero un boleto para una película mexicana.
¿Y cuáles son los desafíos?
Bastantes, falta que el público crea en el cine mexicano y vaya a consumirlo porque los creadores ahí están haciendo lo mejor posible.
Tenemos un incentivo fiscal muy importante para la producción que se ha salvado, que no lo pueden extinguir porque está en la Constitución. El IMCINE está trabajando bastante bien con lo que le canaliza el Estado de presupuesto para producir, pero sí hace falta crear condiciones óptimas para que vaya la gente y consuma esa oferta.
¿Cómo ve el Oscar 2024 y en especial a Rodrigo Prieto?
Soy miembro activo de la Academia de Hollywood, a mí me mandan los materiales para revisarlos; voté por las nominadas y ahora voy por las ganadoras. En especial, me encantan las películas chiquitas, como American fiction y Anatomía de una caída.
A Rodrigo lo conocí como fotógrafo de Danzón y luego ya se fue a Estados Unidos; ahora es productor, director, escritor, guionista. Es maravilloso todo lo que él hace. Ojalá gane, pero está dura la pelea.