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Mauricio Garcés no quería amargarse la existencia con el matrimonio, cada vez que le preguntaban por qué seguía soltero siendo uno de los galanes más cotizados de la época, despreocupado decía que no se casaba porque amaba su libertad y así se sentía feliz.
Garcés empezó a actuar por casualidad, aunque al principio no le fue tan bien, decidió probar suerte porque quedó fascinado con el mundo de la farándula; su único deseo para cuando muriera era que el público lo siguiera queriendo siempre y lo recordara; soñó con tener una estatua de su tamaño para que cuando la gente la viera dijera: “¿verdad que sí tenía una bocota?”.
En una charla con EL UNIVERSAL, Garcés recordó que cuando le tocó actuar con María Félix en la película de 1960, "La estrella vacía”, se hablaba de su aspecto poco agraciado: sus orejas descomunales y su voz como si padeciera una crónica sinusitis.
Mauricio Pérez Yazbek,mejor conocido como Mauricio Garcés, nació en Tampico Tamaulipas el 16 de diciembre de 1927, y falleció el 27 de febrero de 1989, hace 33 años; su porte de galán otoñal dejó huella en cintas como “Departamento de soltero”, “Don Juan 67”, “Las tres perfectas casadas” y “Modisto de señoras”.
Garcés las “traía muertas” pero lejos del altar
Garcés construyó un personaje que en la década de los 60 se posicionó como el galán cómico por excelencia, sus pícaros personajes conquistaban hasta la mujer más difícil, pero eso sí, siempre alejados del matrimonio, condición que también aplicó en su vida personal.
Garcés logró mezclar un poco de la esencia de dos figuras mexicanas del cine: Arturo de Córdova y Pedro Infante , ambos galanes de la época de oro que admiraba.
“Había dos personajes que yo miraba de reojo: Arturo de Córdova, el gran actor, capaz de conquistar a una dama o una sirvienta de una sola frase. Y Pedrito Infante...nada menos que Pedro Infante”, contó a este diario en 1967; por cierto que de la mejor comedia de Pedro Infante, “Escuela de Vagabundos”, Mauricio Garcés hizo una segunda versión: "El criado malcriado”.
La prensa de la época lo comparaba con dos estrellas de Hollywood: Clark Gable y Cary Grant; sobre este último, el mexicano decía que así como Grant había debutado como papá a los 61 años, él quizá también lo haría cuando cumpliera esa edad, sin embargo eso no ocurrió, y Garcés murió a los 62 años, fue encontrado muerto en la recámara de su departamento ubicado en la Ciudad de México, un infarto terminó con su vida ya muy deteriorada debido al enfisema pulmonar que padecía.
Garcés, quien debutó en la cinta "La Muerte Enamorada” con Luis Aguilar y Miroslava Stern, fue todo lo seductor que quiso dentro y fuera de la pantalla, sin embargo, en su vocabulario estaba prohibida la palabra matrimonio, así que cada vez que la prensa le preguntaba que “la boda para cuándo”, Garcés sonreía y reiteraba su negativa, en parte porque decía, no había conocido un matrimonio feliz que lo animara a casarse, así lo contó en una entrevista con Ricardo Rocha en 1985.
“Nunca he encontrado un ejemplo que me grite: ‘cásate y sé feliz como nosotros’... porque no conozco a nadie, son broncas grandes; además, en el ambiente en el que me desenvuelvo no son precisamente casaderas las mujeres que trabajan en el ambiente”.
El solterón codiciado de entonces tenía clara una cosa: quería ser feliz, y eso implicaba ser libre, es decir, permanecer soltero y lejos, muy lejos del matrimonio.
“Porque amo mi libertad. Porque soy feliz así y porque no veo razón para amargarme mi existencia”, decía.
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