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La casa de Mario Iván Martínez sobresale del resto de la cuadra; sus enrejados y macetas con flores la hacen parecer una casa antigua y al traspasar la entrada, la sensación no es distinta. Entre cuadros pintados por él, libros e instrumentos musicales de otra época, provocan que la ambientación navideña que engalana el ambiente tome relevancia.
“Creo que soy una alma vieja y mi casa da testimonio de eso. Me apasiona mucho el arte de la antigüedad: medieval, renacentista, sin cegarse a los avances tecnológicos y artísticos de mi época, pero si extraigo mucha inspiración de artistas del pasado”.
Testimonio de esto son los diversos retratos que hay de él y sus siete ahijados, que cada año realizan una sesión fotográfica con un tema en específico; se pueden ver un retratos de ellos con vestuario del siglo XVIII o como la Familia Adams, pero este ritual es importante para él porque estos niños se han convertido en casi sus hijos.
“Es toda una producción, hay vestuario, maquillaje y llamado, pero lo que pretendo con estas reuniones es fomentar la fraternidad entre ellos. Mi regalo es verlos juntos, que se conozcan, que se apoyen, que encuentren una familia alterna”.
Pero asegura que el papel de padrino lo toma muy en serio, tratando de estar muy presente en sus vidas, incluso a cooperado con sus padres en su educación; a una de sus ahijadas, comenta, la mandó a estudiar a Inglaterra y está en planes de uno más a Alemania. “La Navidad la pasaba siempre con mi madre —Margarita Isabel—, pero a partir de su deceso ahora voy alternando mi presencia en la casa de varios de mis ahijados, entonces este año voy a Oaxaca donde tres de ellos radican”.
Navidad con el público. Pero el público también es parte importante para este artista, y el deseo de compartir con ellos estas fechas no queda de lado. Mario Iván presentará dos espectáculos ad hoc para estas fechas: el 22 de diciembre Concierto de Navidad en la Capilla Gótica del Centro Cultural Helénico y ayer Una Navidad de Cuentos en el Teatro Silvia Pinal.
“Siendo mis dos pasiones la música y el teatro, este año se hermanan con estas dos propuestas”.
Para el actor, la temporada navideña siempre ha significado tener mucho trabajo, porque gracias a que pertenece a un ensamble vocal llamado Armonicus Cuatro, cuyo repertorio es la música antigua incluyendo las piezas dedicadas a la Navidad, la demanda es alta.
“Una de las formas más gratas de celebrar la Navidad es cantando, al menos para mí, disfrutando en comunión con mis compañeros cantantes, con esta música que proviene de la pluma de compositores que cuando la escribieron no solamente los distinguía un virtuosismo musical, sino una verdadera devoción que se palpa en sus partituras, como con Bach”.
Integrado por historias de Sófocles, Jean de La Fontaine, Esopo, además de cuentos mexicanos, este show lo que le permite al actor es alejar este montaje de la frivolidad y comercialización que en vuelve esta época del año.
“Este espectáculo es un compendio de fábulas, villancicos, de anécdotas que giran alrededor de estas fiestas, que tienen elementos para cada miembro de la familia. Pretendo recuperar la tradición del cuenta cuentos, del trovador y el acto teatral”, comenta.
Mario Iván explica que hay una historia especial en este montaje, donde un osito intenta comunicarse con Dios a través de una línea de atención, pero le contesta una grabación que le ofrece un menú interminable de opciones; la voz es de madre Margarita Isabel.
“Le dije a mi mamá, habla a Santander y fusílate a la señorita de la grabación, y ella le echó de su cosecha. De hecho ella colaboró en varios de mis discos”.