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Con un poco de timidez, María Perroni señala que, al igual que su personaje en la obra Nuestro cuaderno rojo, no ha vivido su primera menstruación y hasta antes de este proyecto, su mamá no había hablado con ella del tema.
“Yo le dije a María: ahora te está produciendo una obra para hablar del tema, no es que lo esté evadiendo, y me parece un regalo maravilloso que se están dando, porque la forma en que esta familia habla es a través del teatro. Vamos a ser testigos de esta reunión familiar y saber lo que implica para ellas trabajar juntas y por qué cada una está aquí”, comenta Alejandra Ballina, directora del montaje protagonizado por Ana Silvia Garza, Mariana Garza y María Perroni, a estrenarse el 26 de agosto en el Foro Lucerna.
Mariana Garza explica que evitó hablar del tema con María porque sentía que no era el momento, pero comenzó a vivir las experiencias de sus amigas y sintió que ese instante había llegado y, como para su familia el teatro es como estar en casa, decidieron levantar esta puesta en escena de Claudia Romero, basada en el libro My little red book, de Rachel Kauder.
“Es precioso que ella tenga información así, que no tiene que ver con una clase, con un chisme que una amiga le pasó o con una plática incómoda con mamá, sino así como parte de la vida”, dice Mariana. “Como parte de la naturaleza”, interviene Ana Silvia Garza, la abuela.
Karina (María Perroni) está a punto de tener su primera menstruación, tiene información pero ella quiere hablarlo con su familia, por eso reúne a su madre Laura (Mariana Garza) y a su abuela Maripaz para que le cuenten su experiencia. Para la madre significó que los niños la voltearan a ver, para la abuela quitarle los prejuicios a un proceso tan natural.
“Es decirle a mi generación y las que están más abajo, que lo hablen y tengan la libertad de decirle a sus papás, porque en algún punto de la vida te va a pasar y si no tienes la información adecuada, quién sabe qué podría pasar”, expresa María.
Mariana comenta que este proyecto surgió a partir de una lectura dramatizada en un evento sobre equidad de género, organizado por la Secretaría de Cultura, a la cual llegaron por solicitud de la autora Claudia Romero.
“Es un tema que hace falta tratar, porque no es algo que a todos se les ocurre poner sobre la mesa, porque quien da el primer paso puede ser juzgado, pero una vez que estuvimos en el tema, todo mundo quiso participar, eso nos encantó; al terminar la lectura, una amiga de María dio su testimonio y eso nos animó a continuar para montarla”.
Entonces Claudia Romero y la directora Alejandra Ballina, se dieron a la tarea de depurar el texto y recabar testimonios, que son parte importante del montaje.
“La historia no es biográfica, la única parte que estamos prestando es que somos familia, las relaciones están perfectamente dadas, pero no vamos a partir de nuestras experiencias personales, sin embargo, estamos felices de compartir en escena”, reconoce la exTimbiriche.
Mariana reconoce que, al ponerse como público y ver el trabajo de María, tarda algunas funciones en dejar de sentir como mamá y ya pasada esta etapa, le da mucho gusto observar cómo su hija ha aprendido a pisar un escenario a partir de lo que ve con ella y con su papá, el actor Pablo Perroni.
“Con mi mamá es la segunda obra en que trabajamos juntas, hemos hecho tres novelas; siempre es muy gozoso porque yo aprendí de ella. Estar acompañada y acompañar a alguien que amas con todo tu ser ha sido hermoso porque las tres amamos estar aquí”.
Una de las ventajas de estar compartiendo el escenario es que debido a la confianza que se tienen, hacen que la historia se cuente mejor, pero también deben tener claro en qué momento son familia o compañeras de elenco.
Para María es más desafiante compartir escena con su madre y abuela que hacerlo con su padre (actualmente ambos trabajan en la obra The pillowman), y aun cuando le dan consejos durante los ensayos, ella sigue las indicaciones de su directora.
“María es una maestra”, expresa su abuela orgullosa, “es una oportunidad para aprender de todas, porque ella es una maestra revolucionada”.
Ballina agrega que el hecho de que sean actrices abismalmente diferentes y de tres generaciones hace que sus procesos sean distintos.